martes, 25 de agosto de 2009

Russian Red, en concierto

No es la primera vez que hablo de Russian Red, y seguro que no será la última.

Ayer disfruté -¡por fin!- de un concierto en directo de la cantautora madrileña, en las fiestas de Alcalá de Henares y gratuito, además. ¿Qué más podía pedir? Pues que cantara al público los temas conocidos de su primer y exitoso album, que siguen sonando tan sencillos como preciosos, con esa voz tan peculiar y única que hace las delicias de todo el que la ve, y también cantó bastantes temas que vienen sonando últimamente en sus conciertos, y que supongo caerán en el segundo disco que saque a la luz, siempre y cuando solucione los problemas que han surgido con su discográfica, que al parecer han sido un poco piratas con ella...

Aquí os dejo unas cuantas fotos de las que hice anoche, mientras la delicada y de apariencia frágil Lourdes Hernández iba desgranando su bonito repertorio. La calidad no es muy buena, pero tampoco lo era la iluminación del lugar, con lo que tuve que forzar al máximo la sensibilidad de la cámara, de ahí el grano, pero en fin, estas fotos ocupan un lugar privilegiado de mi disco duro, la protagonista lo merece.

(Pinchar para ver más grande)








sábado, 22 de agosto de 2009

Antichrist, de Lars von Trier

Lars Von Trier es, sin duda alguna, de los mejores directores contemporáneos. Eso debería ser su gran mérito, pero es también su gran hándicap, porque Trier sabe que es muy bueno, y quiere ejercer de ello, dejando siempre una huella que, a veces, puede quebrar la enorme calidad de sus películas.

Casi, y digo casi, le sucede en Antichrist. Una película brutal, que sumerge al espectador en un absoluto estado de desconsuelo, ansiedad y dolor, por partes y siempre al gusto de von Trier, que marca los tiempos de una manera extraordinaria, componiendo imágenes de una belleza pocas veces vista (atención al prólogo y al epílogo, ambos de una belleza suprema y al alcance de muy, muy pocos) y atacando al espectador donde más duele, en lo más profundo de su psicología.

Crea dos personajes llenos de matices, con mucha fuerza y personalidad, incluso el propio aspecto de ambos encajan a la perfección en la historia, y aquí Dafoe y Gainsbourg merecen un soberbio aplauso, pues sus interpretaciones son, sencillamente, perfectas. Dos papeles durísimos, que exigen TODO de ellos, física y sobretodo mentalmente, y ahí, ellos cumplen con creces.

Y volviendo al principio, decía que von Trier a veces deja huellas en sus films... Vamos, se le va la cabeza, es un provocador nato y se deja llevar demasiado por esa avasalladora personalidad, queriendo (o pareciendo que quiere) que se hable de él más que de su película. Se ve a la legua que hay dos o tres imágenes (que no escenas) que son de cara a la galería, una mera provocación completamente innecesaria, que no aportan más que eso, salidas de tiesto del director danés, que es un experto en crear polémica.

A parte de eso, creo que es una obra maestra más de este genio y figura danés, que no deja de sorprender al personal con su enorme capacidad para crear imágenes sin igual, e historias profundas y brutales que tocan la fibra más sensible del ser humano. Todo encaja al final, todo se entiende, a pesar de que los estados de shock que pueden producir algunas escenas a veces tapen lo maravilloso que puede ser el cine de Lars von Trier.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Calor

Es verdad.
Qué cómodo dejarlas pasar,
las horas
sin más.
Echar la vida por un sumidero,
que no,
que realmente no traga.

jueves, 13 de agosto de 2009

Diálogo

- ¿Quieres que te abra la cabeza? ¡Joder! ¡Vamos!
- Espera...
- Ni espera ni hostias, ¿acaso me ves con ganas de quedarme aquí contigo?
- Voy...
- Me impacientas, tonto de las pelotas, no ves esto, ¿cuántos centímetros le ves de hoja? Pues imagínatelos cuando te los meta por el puto culo que tienes, te doy medio minuto.
- Imposible, imposible...
- ¡Me cago en Dios y en San Pedro!
- Si seguimos así, no continúo.

(silencio)

- La madre que me ha parido, la madre que me ha parido... ¿Por qué me pasa esto a mi? ¿Por qué? Es que... ¿tengo mala cara? ¿o cara de tonto?
- No, para nada...
- ¡Calla de una puta vez! No me tomes por imbécil porque te enchufo el cuchillo, ¡te lo enchufo!
- Yo bajo presión no puedo, es que no puedo, no lo digo más.

(silencio)

(silencio)

- Me corto las venas, ¡me las arranco de cuajo! Tú... Tu me quieres volver loco, ¿verdad?
- Nada más lejos...
- ¡Que te calles!
- Pero...
- ¡La virgen! Coño, que cierres la boca, que te metas la lengua debajo de los calcetines, que no hables más porque porque porque... Es que no respondo, ¿eh?
- No sigo.

(silencio)

(miradas)

- Si, no sigo. Haz lo que quieras conmigo, pero yo no sigo, aquí te dejo todo esto.
- Es una broma, si, no puede ser otra cosa, ¡¿pero me estás tomando por tonto o qué cojones te pasa a ti?!
- No me pasa nada, pero es que...
- ¡Es que te mato! Te lo juro, te mato, te atravieso con el cuchillo y te hago trocitos, no me tientes que no me corto, como dejes eso ahí... que no... no lo dejes... que...

(silencio)

- Lo has dejado...
- Ya lo ves.
- Lo has dejado, ahí... Así, sin más.
- Ajam.
- Lo has dejado.

(miradas)

- Lo has dejado... ahí... lo has dejado.

(miradas silenciosas)

- Tú... ¿tu no tienes miedo?


lunes, 10 de agosto de 2009

jueves, 6 de agosto de 2009

La sonrisa de Dasha (III)

Viene de...

Sentado en la Plaza Roja, es lastimoso ver la caída de la tarde. El tráfico es exclusivamente militar, los soldados van de aquí para allá, los caballos tiran de carros repletos de armas… La gente que aun no se ha marchado o no ha sido evacuada está en las calles, paseando bajo los castaños y arces, respirando el polvo levantado por el húmedo viento del oeste, que se ha unido al sofocante calor para hacer de los días infiernos.

De repente, algo se me cuelga de la espalda suavemente, dos bracitos me rodean el cuello. “¡Dasha! ¿Qué haces aquí, mi pequeña?” Se sienta a mi lado y me da la mano, contempla el triste espectáculo que las preparaciones para la guerra ofrecen. Aprieta mi mano con fuerza, seguramente confusa y asustada. “Los Gólubev se han marchado, también.” Procuro que no se note el temblor de mi corazón, de todo mi interior. “No puede ser…” pienso, “¡no puede ser!”. “Papi, ¿no dices nada?” Niego con la cabeza. Nada podría decir.

Pasan minutos, muchos, sin moverme. Dasha sigue ahí, y es lo único que me da fuerzas para no salir corriendo hacia el este, para abandonar la ciudad. “Papá”, giro la cabeza hacia ella, saliendo del trance. “Volvamos a casa, mamá se va a preocupar.”

martes, 4 de agosto de 2009

Italia (I) Todo camino vale



En Italia es así, y no sólo llevan a Roma, llevan a toda clase de maravillas. Cualquier callejuela, por oscura, estrecha, poco transitada y retirada que parezca, te puede sorprender con un vasto palacio, una pequeña iglesia, un museo, una cálida trattoria y un largo etcétera inacabable, tanto como la belleza de las ciudades que he podido conocer.