sábado, 30 de enero de 2010

Ich reise zu Ihnen

Me voy de viaje, si. A Berlín toca, en unas horas cogeré el avión, sólo, hasta la capital alemana, para pasar 6 días inolvidables -espero- en una de las grandes ciudades mundiales.

Los dos primeros días solo, pero el lunes llega un buen amigo y no sé que derroteros tomará el viaje. La noche berlinesa es tan famosa...

Bis Bald! (¡Hasta la vuelta!)

miércoles, 27 de enero de 2010

Arañas

Arañas,
sus redes en mi,
capturado, abatido.
Me traspasa un veneno,
hasta el tuétano
llega,
flojeo,
caigo y dejo de sentir.
¿Qué?
Vueltas
y más vueltas,
yo soy la araña,
-ahora-
mis redes
en ti,
me agrada el camino,
te siento disfrutar.
Abro los ojos,
nada,
¿dónde?
Aquí,
yo
¿y tú?

sábado, 23 de enero de 2010

Sábado

Ojo abierto,
palpas
nada.

Pie a tierra,
hueles
azufre.

Desbocado
late el corazón,
agua en el rostro,
ojo al espejo,
un dolor.
¿Quién vendrá?
Pincho en hueso,
soledad a caballo,
un corcel
poderoso
y rabioso que ataca,
furibundo,
en mi interior
ajando
lo ya resquebrajado,
desmembrando
y alcanzando
tripas y corazón.

viernes, 22 de enero de 2010

Viernes

Solo.
Fuerzas justas,
e injustas formas de pensar,
no sé,
quizá...
Volar sea una opción,
no huir,
tan sólo ir,
eso,
sólo ir,
solo.

Desangrado,
por dentro
un pensamiento,
sin más,
sólo uno.

Coge y vete,
es el día,
ya lo ves,
solo estás,
y solo irás.

lunes, 18 de enero de 2010

Diálogos de cine (IV) In the Mood for Love. Wong Kar Wai.

(Restaurante. Decoración aséptica. Hay un ligero humo que impregna la estancia. Suena Aquellos Ojos Verdes, cantada por Nat King Cole. Un hombre y una mujer están sentados frente a frente, se miran fijamente y hablan pausados.)

Él: Le parecerá raro, pero quiero preguntarle algo. El bolso que llevaba esta noche, ¿dónde lo compró?
Ella: ¿Por qué lo pregunta?
Él: Es tan elegante, quiero comprarle uno a mi mujer.
Ella: ¡Es usted tan bueno con su mujer!
Él: No realmente. Mi mujer es muy difícil. Pronto será su cumpleaños, no sé que comprarle.
(Él se enciende un cigarro)
Él: ¿Podría usted comprar uno?
Ella: A lo mejor no le gusta que sea exactamente igual.
Él: Es cierto, no se me había ocurrido. Eso no le gusta a las mujeres.
Ella: Sobretodo si son vecinas.
Él: ¿Los hay de otros colores?
Ella: Se lo preguntaré a mi marido.
Él: ¿Por qué?
Ella: Me lo compró él en el extranjero. Aquí no los hay.
Él: Entonces, dejeló.
(Ella mueve la cucharilla en la taza)
Ella: El caso es que... Yo también quiero preguntarle algo.
Él: ¿El qué?
Ella: ¿Dónde se compró la corbata?
Él: No sé de dónde viene. Me las compra mi mujer.
Ella: ¿De verdad?
Él: Me compró ésta en el extranjero. Aquí no las hay.
Ella: ¡Qué coincidencia!
Él: Si.
Ella: El caso es que... Mi marido tiene una igual. Dijo que era un regalo de su jefe. Se la pone todos los días.
Él: Y mi mujer tiene un bolso igual al de usted.
Ella: Ya lo sé. Lo he visto.
(Se miran aun más fijamente)
Ella: ¿A dónde quiere ir a parar?
(Él fuma pensativo, dubitativo. El humo lo impregna todo aun más)
Ella: Creía que era la única que lo sabía.

miércoles, 13 de enero de 2010

Incomprensión

El rocio de la mañana empapa mi pelo,
tirado en el jardín
de los sueños rotos,
contemplo,
absorto,
el runrún de la vida,
que pasa
sin detenerse
ante mis ojos,
cristalinos
y vidriosos,
se empaña el mundo
un ligero vaho difumina
lo que veo
de lo que creo,
tan lejos todo.
No comprendo.

¿Fue ayer?
Nada más que eso,
soledad y bullicio,
o todo lo contrario.
Nadie busca a nadie
en el jardín,
intuyo
más miradas perdidas
pero sólo las creo,
no las veo,
fantasmas de vapor
empañados
por la irrealidad
de los sueños rotos.
No entiendo.

sábado, 9 de enero de 2010

Madre e hija. Escena I.

La madre de espaldas a la hija, haciendo la comida. La hija, de espaldas a la madre mirando la televisión.

- Hija, tráeme el inalámbrico por favor.
- Espera, que voy a llamar a Marta un segundo.
- Y yo a tu padre, no tardo nada.
...
- Cariño...
- ¡Marta! ¿Qué tal guapa? Esta noche, ¿qué? Vamos a... ya sabes, ¿no? He hablado con Fran y ellos también quieren, así que... si, bueno, es que está mi madre aquí, ya sabes.

La madre se ha girado mientras la niña hablaba y ésta se gira cuando termina la frase, de un respingo.

- Bueno, oye espera un momento Marta. (a su madre, en voz baja) No tardo.
- Date prisa hija, que me tiene que traer perejil para la comida, si es que no iba a tardar nada...
- Lo que te decía Marta, que están los dos como locos por ir, así que nos ponemos guapas y ¡ay ay ay! Que ganas que tengo... (la voz se va acallando según se aleja de la cocina, dejando a su madre plantada en el centro)

10 minutos después.

La madre entra en el dormitorio de su hija, y ve que sigue al teléfono mientras revuelve el armario.

- Pero...
- Marta, creo que he encontrado lo mejor de mi armario, el vestido negro palabra de honor, cómo triunfamos esa nochevieja, ¿eh? Edu me acuerdo que se volvía loco con...
- ¡Carla!

Carla pega un brinco asustada y se le cae el teléfono al suelo.

- ¡Te he dicho que tenía que llamar a tu padre!
- ¿Eres tonta o qué? Ya iba a terminar de hablar con Marta.

Intenta recuperar el teléfono.

- ¿Hola? ¿Marta? ¡Joder!
- ¡Trae!

La madre le arranca el inalámbrico de la mano con un brusco gesto, volviéndose a caer y, esta vez, rompiéndose. Las dos miran el teléfono escacharrado.