martes, 30 de marzo de 2010

Viaje al infinito

La música la desboca, el pie pisa con fuerza el acelerador y las rayas de la carretera parecen una sola. Suena Space Monkey, ella grita la letra echada hacia delante en el asiento, comiéndose el asfalto con los ojos, soñando que es una autopista hacia lo infinito, hacia un lugar donde nadie la vea caminar a mi lado, donde pueda dar rienda suelta a sus instintos. A veces me mira de reojo, se sabe deseada y se muerde el labio, ese labio que se aparece cada noche en mis sueños, como una constante que me mortifica cuando no lo poseo y que me eleva a los altares cuando puedo acariciarlo.

Huimos, nos fugamos a ninguna parte. Nos alejamos de no sabemos quién, que nos persigue y nos roba la tranquilidad, nos hace desconfiar, y nos alienta a correr juntos, más aun. Me agarro al asiento, noto la velocidad en mis venas, en mi pecho; percibo la adrenalina a chorro sobre mi, sobre ella. Padezco por no poder agarrarla en este mismo instante, y besarla mientras avanzamos hasta el final de esta carretera perdida, infinita, un bucle absurdo y agobiante que me instala en la mayor de las desazones, hasta que vuelve a mirarme de reojo, y vuelve a morderse el labio, y vuelvo a soñar.

Kilómetros por delante y por detrás. Vemos el horizonte y el Sol caer, la Luna está en nuestro retrovisor y nos observa pausada, masticando su victoria, sabiendo que iluminará una noche ardiente, que pondrá la luz a unos corazones huecos sedientos de piel, y que laten al son de sus carencias, buscando recompensas abstractas e inmateriales, con las que regar de nuevo su ritmo vital.

No aparto mis ojos de su rostro, lo va a hacer, cuento hasta diez, esperando. Sabe que la aguardo y su boca ahora es una mueca de satisfacción. Un frenazo brusco me expulsa de mis ensoñaciones y pierdo mi mirada en la carretera que se me hace borrosa. Al segundo vuelvo mi cara hacia ella, que se muerde el labio, traviesa, y yo la tapo los ojos con mi mano, y me acerco a la perdición de su abismo...

domingo, 28 de marzo de 2010

Placebo - Follow The Cups Back Home

Hay muchos motivos.


Cuando la agonía es dulce...

jueves, 25 de marzo de 2010

Tiempo, caminos y lista de la compra

El tiempo se acaba.

No sé lo que queda, ni tampoco lo quiero saber. Me obsesiona, es cierto, pero contar hacia atrás... No, por favor, no lo hagas. Todo es demasiado bueno para hacer el cangrejo, para pensar en futuros próximos pero aun borrosos, hay que caminar hacia adelante porque el camino se crea andando, pisando el cesped virgen del trozo de vida que nos quede juntos, aprovechando cada recoveco para disfrutar.

Perderse en mares azules llenos de olas que acaricien nuestros cuerpos, en primaverales bosques repletos de flores que empapen de aromas nuestras pieles, volar con esas alas prestadas por encima de las montañas más altas, alejados de ojos escrutadores y donde nuestros cuerpos no pesen, sólo sientan.

Buscar el color de tus ojos, seguir el delgado sendero de tus labios, redondear tus orejas y bucear en tu pelo, es la lista de la compra que redacto cada mañana, y aunque no pueda ser, pienso en ello, agarrado a tu mano, con la que aprendo a volar en mis sueños, y en los tuyos.

martes, 23 de marzo de 2010

Diálogos sobre algo

Matar y dar la vida.
Pero... ¿Eso se puede?
Joder, ya ves.
No te creo.
En serio, que si.
¿Cómo? Es que no... que no.
Que si, y las dos cosas a la vez.
Venga... Ve... Venga.
No me creas.
Claro que no.
...
Y ¿cómo lo hace?
Su mirada.
¿Qué dices?
Que si tío. Su mirada.
Joder.
Y su boca.
¿También?
Ya ves.
Pero, ¿qué tiene?
No lo sé.
Algo tendrá...
Algo.
¿El qué?
Algo.
Pero ¿qué algo, coño?
No sé, algo. Algo. Nada más, ¿te parece poco?
Ni poco ni mucho sino me dices qué es.
Algo inexplicable, etéreo, abstracto, algo que punza y que sale de sus ojos, de sus labios, de su nariz, de su rostro delicado... Algo, eso es algo.
Ahhh.

viernes, 19 de marzo de 2010

9:05 (I)

lunes, 15 de marzo de 2010

Sin lacrar

Sumérgete,
húndete más y más,
alcanza esa preciosa piedra,
preciosa hada
que has irrumpido en mi vida,
lacrando sin sello.
Rompe la cadena,
agarra la llave y vuelve,
abre esta ventana,
y tropieza,
siente los escalofríos de lo desconocido,
quédate muda
para luego no parar de hablar.
Déjame mecer
tu corazón piruleta,
déjame ver
tu mirada furtiva,
déjame ponerme nervioso,
y no preguntes,
a veces las mejores situaciones
no tienen explicación.
No preguntes, ni insistas,
es así,
como tus vuelos,
en tus sueños
has de verlo
como tu mejor papel.

viernes, 12 de marzo de 2010

Se mueren los buenos. Hasta siempre, Miguel.

"Lo dicho"; "Salud para encomendarle a Dios". Después de todo hizo bien en mandar a Bertrán a la cocina. Un bedel no debe estar nunca donde estén los catedráticos. Y luego, la escena. Antonio había pasado un mal trago por su culpa. ¿Por qué asistirían los sordos a estas cosas? Antonio tan sólo dijo: "Se mueren los buenos y quedamos los malos", y, en realidad, no lo dijo; lo musitó, pero Bertrán dijo: "¿Cómo dice?", y Antonio lo repitió otra vez, quedamente, mirando antes, suspicazmente, a los lados, y Bertrán levantó los hombros y la voz y dijo: "si no le entiendo" y ponía por testigos a la concurrencia y Antonio miraba al cadáver y, luego, al acompañamiento, pero lo dijo otra vez y otra, alzando progresivamente la voz, mientras en los grupos se iba haciendo el silencio, de tal forma que cuando chilló, "¡que quedamos los malos y se mueren los buenos!" y Bertrán respondió: "¡Ah, no le entendía, perdone!", todo el mundo se dio por enterado.


Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Berlín (II) East Side Gallery

¿Qué hay en nuestro inconsciente?



Abrimos la caja de los truenos, y surgen los miedos.



Aun hay mensajes esperanzadores...



Paz y amor. ¡Qué utopía! ¿Es tan difícil?



Hay que mancharse las manos, mojarse. Palmo a palmo.



Todos somos diferentes, no nos dejemos llevar. Quieren una masa alienada, dirigirnos.



Y las cosas pasan por algo.



Aun quedan muchos muros por caer.

viernes, 5 de marzo de 2010

Radiohead - Reckoner

Una de las mejores canciones -y me permito el lujo de elegir- de Radiohead. Hubiera elegido muchas otras, pero ésta tiene un especial significado para mi. Un auténtico temazo, instrumentalmente espectacular, y con una voz que crece con el paso de los años, un poquito más si cabe.


A ver cuando vienen de gira por aquí...

lunes, 1 de marzo de 2010

La rosa

Agarré la flor, esa rosa roja que, a pesar de tan común, era su favorita. Y eso la hacía especial, a ella y a la rosa.

Desgarré suavemente el tallo espinoso que incrustó sus púas en la palma de mi mano, pero el dolor fue escaso, leve, casi placentero. La miré fijamente, con amor, viendo en cada pétalo un poro de su piel, y en cada espina su mirada, orgullosa y altiva. Era una simbiosis perfecta, una unión en la distancia, mezcla de dulzura y dureza, un pedazo de ella aquí y de la rosa allí.

Caminé con ella en la mano, no era la mejor manera de sentirla conmigo, pero si la única. Resplandecía el Sol en el cielo, bañando cada rincón, iluminando y traspasando con sus rayos la belleza de mi flor, coloreando una sombra rojiza, de una intensidad exagerada. A su vez, la brisa veraniega expandía el delicioso aroma en el ambiente, dejando huella palpable de su paso.

Juro que lo vi, que vi como una minúscula lágrima brotó de ella, cayó con delicadeza por uno de sus pétalos, brilló al Sol, y se esfumó. Era la señal, lo que yo esperaba, sabía que aparecería, que no me dejaría para siempre. Entonces enfilé el camino y a buen paso no tardé en llegar. Crucé la verja y seguí el camino que tantas veces había soñado recorrer, con la rosa en la mano, con esa rosa especial y única, portadora de sensaciones y sentimientos, y que por fin deposité sobre la piedra, sobre la hasta entonces fría piedra, que de ahora en adelante me encargaría de limpiar y embellecer, para que nunca volviera a sentirse sola.