Mi corazón no tiene dueño,
me dije alguna vez.
Pero corre de mano en mano,
prestado por mi,
-idiota-
congelándose,
al frío viento
de fuera,
entre frías manos,
y más fríos corazones,
vomitando en cada esquina
borbotones de sangre,
desteñida.
Borracho de espanto,
acorralado
en un callejón oscuro,
rodeado
de heladas sombras,
inválido como está
de sentimientos,
de calor.
Lo último
que se le oyó decir...
"de mi se adueña el frío;
no lo puedo resistir
ni echar,
ni puedo luchar
ni huir.
Me dejaré llevar,
morir."
e increiblemente el corazón vuelve a calentarse por sí mismo, aunque quede sólo y congelado...me ha gustado mucho, es triste, pero una tristeza muy bella, enhorabuena!
ResponderEliminarsi lo mejor es dejarse ir! que las cosas sigan su cauce
ResponderEliminarEl maldito corazón...a manos de quién está? se puede poseer? ni idea...
ResponderEliminarla naturaleza de los corazones todos es dejarse llevar.. lo bueno es cuando pasan a un par de manos que lo cuidan, que lo entibian entre sì.. ahi es cuando verdaderamente late, un besoT, Vero.
ResponderEliminarTodos alguna vez hemos sentido que dejamos nuestros sentimientos en manos equivocadas, pero algún día encontraremos nuestro sitio, al menos eso espero..jaja
ResponderEliminarEscribes genial isra. Un besito
Corazón congelado... esa era una canción de la vuelta ciclista.
ResponderEliminarYo siempre que pienso en mi corazón, me acuerdo del RObe. Y no porque sea de él, si no porque "yo nunca llevo el corazón encima por si me lo quitan".
Muas!