No sé si es tormenta o si mi manera de ver las cosas en el duermevela en que paso las noches me engaña. Oigo el agua caer constante sobre el tejado, los truenos resonar en el cielo encapotado y el viento golpeando las ventanas. O eso creo. Mi realidad nocturna es tan voluble como una esponja y aunque siempre he temido noches como esta, poco me importan ahora mismo todos los relámpagos que puedan caer y todo el vendaval que pueda arreciar.
Ya no está y eso es peor que cualquier huracán que venga.
Flota en el ambiente una mezcla de humo y desazón, lo respiro silencioso, mientras me dejo llevar por el paso de los minutos. Mente en blanco, hay que dejarlo correr. Pero, ¿qué coño? Si realmente lo dejara correr saldría de aquí, de esta cama que me devora hasta los tuétanos, estaría observando por la ventana aterrado los destellos del cielo y rezando para que terminasen pronto. Pero me consumo postrado entre mantas y adormecido por el sopor. El sopor que me tomo en pequeñas cápsulas.
Ya no está y deseo que el huracán se lo lleve todo.
Después de la tormenta siempre llega la calma, y ahora el silencio se apodera de la noche. Huele a mojado, a húmedo. Un poco más, sólo un rato más y nada hubiera soportado la fuerza de la naturaleza. Un poco más y todo habría acabado. Sufrimiento, sopor, insomnio, dolor. Se lo hubiera llevado el viento y lo hubiera empapado la lluvia, dejándolo inservible, humillado, dándome una oportunidad. Pero ha parado, y el sopor se evapora por momentos, vuelve el dolor, con él el llanto, y con el llanto me atrinchero aun más debajo de las tres mantas, y entonces vuelvo a tomar las cápsulas que me llevan al sopor.
Vuelve, huracán, ya no estás tú tampoco.
Mmmh, creo que este relato se parece bastante al último poema que hice.
ResponderEliminarNo es masoquismo, no recuerdo lo malo necesariamente, recuerdo lo bueno lo cual ahora es malo casi me atrevería a decir por el simple hecho de ser recuerdo. Es un buen tema para debatir pero no creo que los blogs sean el sitio más apropiado.
Parece que florecen los textos dolorosos justo cuando el clima, ese gran baremo del ánimo, nos da un respiro.
Me encantó el final, frase con un sentido total.
Un saludo
Huracames de ausencias y soledades.
ResponderEliminarMe has recordado la canción "hurricane", de BobDylan.
(es un piropo, por cierto)
Muas!
vaya con el huracán!
ResponderEliminarEstoy con Tin, es curioso q los textos dolorosos florezcan justo antes de que lo hagan las flores en el campo...
ResponderEliminarque pase esta tormenta y que viva la polinización!
las tormentas me gustan cuando estoy en la cama, si hablamos de tormentas como tal.
ResponderEliminarsi hablamos de otro tipo de tormentas, igual ya no me gustan tanto.
en relación a los comentarios anterios sobre el cambio de tiempo y nuestros estados anímicos: se dice siempre que la primavera la sangre altera, y creo que es una verdad como un caballo. Diría que se nos alteran las hormonas, los neurotransmisores...el funcionamiento del cuerpo en general.
unbesito
por supuesto cuando digo cuerpo, digo también mente.
ResponderEliminarahi ahi dale a las capsulas !!
ResponderEliminarque texto mas triste, no?
pero esta guay!