En capítulos anteriores...
Sin nombre (I)
Sin nombre (II)
Sin nombre (III)
Sin nombre (IV)
Sin nombre (V)
- Cóbrate de aquí lo de hoy y lo del otro día.
El camarero me mira satisfecho, supongo que es la falta de costumbre a que le salden tan temprano las deudas.
-Bien, muy bien.
-Adiós.
No volveré. Mientras apuraba el último trago lo había decidido, y quiero que así sea. Me siento mal perdiendo el tiempo y el dinero en este tugurio donde me acabaré pudriendo sino me escapo. Bien es cierto que la causa es sobretodo económica, ya que el tiempo me sobra, pero dinero cada vez me queda menos y no me apetece acabar durmiendo entre cartones.
Fuera, una noche tranquila, de esas en las que las ratas salen de sus escondrijos y buscan alimentos entre los deshechos de la ciudad. Una fina lluvia me empapaba la cara y hacía pesaroso mi camino a casa, aunque realmente no tengo prisa, así que dejo que el agua corra por mi ajado rostro, limpiándolo de humo y melancolía. Apenas nadie se encuentra en las calles, vacías y mojadas, quizá sea la hora, aunque no sé exactamente cuánto de tarde es, o quizá el clima, o quizá nada.
Al llegar a mi portal, subo lentamente las escaleras, tambaleándome levemente -whiskys dobles corren por mis venas en atasco- y voy sacando las llaves del bolsillo. No enciendo luz alguna, me sentiría deslumbrado y realmente me gusta más así, verme atravesar como una sombra mi portal, subir las escaleras en vaivén, olvidarme de ver nada y sentir, sólo sentir. Ante mi puerta estoy, y me cuesta meter la llave en la cerradura. Suena a metal, me cuesta.
-Puta llave.
Respiro hondo un par de veces y ahora sí, entra. Giro la llave, más bien lo intento porque no se deja. No aprieto para evitar males mayores, pero lo intento repetidas veces, sin éxito. Agacho la cabeza y cierro fuertemente los ojos, rascándome el cogote, comprendiendo. Pulso a tientas el interruptor de la luz y el descansillo se ilumina tibiamente, con esa luz horrorosa y amarilla que hace brillar mi cerradura, nueva. Levanto la cabeza y veo un folio pegado a la puerta, con cuatro palabras muy claras.
"DOS SEMANAS. NO VUELVAS"
En ese mismo instante, decidí posponer mi efímero adiós.
Me has dejado en ascuasssssssssssss ¬¬
ResponderEliminarMás vale quesigas escribiendo raudo y veloz¬¬
Jajajajjajaa
Sí... los exámenes me trastocan, es que estoy poco acostumbrada a estudiar.
Y no te metas con mi lengua que bastante trauma tengo ya! xDDD
Menos mal que soy mujer...
Muas!
jejejeje
ResponderEliminarcreando espetativas eh??
Paso frio en la casa de vero, en el jodido albayzin, pero si vienes para aca duermes en mi casa, que tiene calefaccion central
Ui. Me ha gustado mucho el texto, Isra :)
ResponderEliminarNo puedo dejar la universidad. No. No. La vida de estudiante universitario es dura solo 3 meses al año... Se soportan.
Beso! :)
Isra, es uno de los textos que he leido de ti que más me han gustado. Muestras cada detalle que hace imposible no visualizarlo y a medida que tú das los pasos en la historia, los vamos dando contigo aquellos q lo leemos. Me encanta.
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