"Me gustaría creer en Dios para agradecérselo. Pero sólo creo en Billy Wilder, así que, gracias Billy Wilder"
Y que razón llevaba Fernando Trueba cuando dijo esto al ser premiado con el Oscar a la mejor película extranjera por Belle Epoque. Es que Billy es Dios en esto del cine, y pocos se le acercan. Sigo poco a poco descubriendo la filmografía de este maestro y viendo The Front Page (Primera Plana), no cabe duda de que ha sido el más grande entre los grandes. No es su mejor película -me rindo a El Apartamento, y a la perla del cine negro para mi: Perdición- pero no cabe duda de que en su visionado se asiste a una clase magistral, a una de esas experiencias que no se tienen casi nunca y que mientras sucede, te ata a la silla y deseas que nunca acabe.
Una comedia ácida, llena de momentos que pasarán a mi particular historia del cine (-Dr. Egelhoffer: Dígame, señorrr Williams: ¿tuvo usted una niñez desgrrraciada? -Earl: Pues no, tuve una niñez perfectamente normal. -Dr. Egelhoffer: Ja, deseaba matar a su padrrre y dormir con su madrrre. -Earl: ¡Si va a empezar a decir guarradas...! -Dr. Egelhoffer: Muy significativo. Su padre llevaba uniforme, igual que aquel policía, y cuando él desenfundó la pistola, símbolo fálico inequívoco, usted creyó que era su padre y que iba a utilizarla para atacar a su madre. Earl: Está loco...), una crítica furiosa contra los medios de comunicación que tergiversan y devoran las noticias de forma carroñera, una sátira contra la policía corrupta y contra los politicuchos que sólo se preocupan de servir al ciudadano cuando las elecciones se acercan, una crítica también de la pena de muerte y algunos recados para las teorías freudianas, y una serie de personajes a cada cual más peculiar: el psicólogo obsesionado con los traumas sexuales y autor de un libro titulado "Masturbación y conducta antisocial", que quiere operarse a si mismo porque no confía en los médicos amerrricanos, ese condenado a muerte al que le agrada su condena sólo porque en su celda hay mucha corriente, ese policía inútil, ese alcalde vicioso... Y por supuesto, la pareja protagonista, Jack Lemmon y Walter Matthau, un lujo. Los intentos que hace Matthau para que Lemmon no se marche a Filadelfia para casarse, y las ganas de éste por irse y por quedarse a la vez. Quizá la mejor pareja cómica que ha visto el cine.
Cierto es que la historia no es original, y que Howard Hawkes y Lewis Milestone habían adaptado ya esta obra de teatro, en sus versiones respectivas. La de Hawks triunfó bastante y la versión de Wilder se la consideró un remake y pasó sin demasiada gloria, aunque viéndola, y disfrutándola, parece mentira. Una joya más de Wilder -quizá fue su última gran película, es de 1974- para destacar en cualquier colección.
Pero no me enfado por la buena noticia, de hecho casi me entra un orgasmo y todo. Me enfado porque si no le hubiese presionado para corregirlo one more time estaría más suspensa que la hostia.
ResponderEliminar:)
Hummm, también haces la colección del periódico?
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