El beso
que siempre
acompaña
la despedida,
entraña
un mar
de irracionales
iras.
Me siento
cual Mona Lisa
en su lienzo,
solo
-amargamente solo-
con esa media
que ni llega a una
sonrisa,
recordando
los días
en que deseaba
que llegaran
las noches.
Y no,
ahora
en cada larga
y dura
noche,
aborrezco
en cada instante
los días
que pasan
y dejan atrás,
momentos
de una vida
que
me llevan
a suspirar.
Que largo,
que sucio
se ve al mirar atrás
el sinuoso camino
que solo
-amargamente solo-
hube de andar.
Precioso Isra! un poco desesperante, y ya lo sabemos.. los recuerdos, lo que fue y ya no serà... eso provoca y nos desboca pero lleva a versos como estos y esa es la parte positiva...
ResponderEliminary en cuanto a la soledad.. mejor tenerla de aliada, creo, pero yo no lo he aprendido...UN BESO, Vero.
que poquito me va la soledad
ResponderEliminarpara eso es mi blog¿no?
ResponderEliminar:p
bravo, bra-vo!
ResponderEliminarMe ha encantado, sobre todo lo de la media, que no llega a sonrisa:)
Muas!
cada vez eres mejor poeta
ResponderEliminardentro de poco club de fans pidiendo calzoncillos tuyos!
jjeje
Pues yo en ocasiones adoro la soledad. Otras, en cambio, me puede y tengo que asesinarla.
ResponderEliminarPlas, plas, plas (onomatopeya de aplauso).
ResponderEliminarQuerido, te diré que me muerdo las uñas y todo sus alrededores cuando estoy nerviosa. Como he estado de exámenes mis dedos están a punto de ser amputados. D ahí que me ponga tiritas, para no mordérmelos más :)
Beso!