¿En silencio?
Ya no.
Ahora son verdaderos gritos.
Al viento,
a quien escuche,
a tus dos oídos,
a tu cerebro,
a tu errónea visión de lo real,
a tus palabras miedosas
que me despiertan el terror.
Dos manos unidas me dijeron la verdad.
Tu cabeza entre mis brazos,
un segundo,
confesó.
Tu boca no huyó
hasta que lo dijo todo sin hablar.
Tus alas me gritaban
ahogadas por tu miedo.
Mi pulso desbocado
pospuso el abrazo eterno,
el que nos une sin querer,
por ese sin querer que quiero.
Y grito que lo quiero.
Te echaba de menos! que alegría volverte a leer!
ResponderEliminarSolo decirte GRACIAS!
Me alegra tu vuelta.
ResponderEliminar...wow..
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