sábado, 27 de abril de 2013

Cuentos


Un cuento breve,
herida abierta, profunda.
Sonrío mientras saboreo lágrimas dulces,
amargas.
Porque vivirte me ha mezclado los sabores,
y ahora puedo reír llorando.

Ya no tengo manos para acariciar tus sueños,
ya no vuelan mariposas dentro de mis ojos;
mi piel ha dormido el deseo.
Pero pervive el recuerdo,
en esta noche eterna,
esta noche de Sol negro,
invencible.

Un cuento breve,
un cerezo en fugaz flor,
una brizna en un jardín invisible,
un susurro,
un beso robado ayer,
y no hoy.
Fue un cuento breve
viviendo esta noche eterna.

jueves, 11 de abril de 2013

Poesía

Esta poesía es mi isla de mentira,
mi patria prometida y mi país de nunca jamás,
aquí vivo mis utopías, 
mi edad dorada,
aquí hago realidad mis sueños.

Ya escribió Aristóteles:
"la Poesía es más verdadera que la Historia,
porque ésta dice las cosas como fueron,
y la Poesía, como debieron haber sido".


jueves, 4 de abril de 2013

Y otras muertes

Supongo que debajo de tu falda
la primavera sigue llegando antes.

Hoy hace frío.
El cielo no amenaza con mojarme los recuerdos
pero no puedo prometer que no haya llorado.
Nunca he pensado que sea ridículo ver a un hombre llorar,
sin embargo si el que llora soy yo
ni siquiera puedo sentirme hombre.

Hace frío.
La mayoría de las veces
el clima depende más de con quién estés
que de la temperatura que haya.
No tienes ni las más remota idea
de como de grande se hacía el sol
cada vez que me besabas.

Y es imposible no llegar a amar ciertos errores
cuando fuiste tú la mayor equivocación de toda mi vida,
cuando para volver a la inocencia
tengo que recordarte suspirándome al oído
con el aire robado de algún beso.

Estoy seguro que el levante sigue soplando fuerte
para llevarse tu perfume,
que tu nuca cuando te recoges el pelo
sigue pareciendo una isla perdida del pacífico.
Y es que cualquier naufragio
es mejor que navegar sin ti.

Suena una canción que te conoce,
en un acorde de la tercera estrofa
he vuelto a perder el equilibrio.
Lo peor de caer no es el cómo
si no el donde.

A toda esta madrugada le cabe tu nombre,
tengo heridas de folios en blanco en las muñecas
me desangro en azul sobre el escritorio.
La realidad es que siempre he sido tan poeta
como ha querido tu ausencia.

Y hace frío.

La última vez que bebí para olvidarte,
acabé olvidando que bebía.
Es jodidamente triste.
A veces el amor se olvida de que existes
y cuando digo el amor, digo tu nombre.

Supongo que ya no tienes aquel vestido 
en el que mis manos aprendieron
el verdadero significado de la palabra coño.
Aquella camisa escotada 
que derretía el hielo de las copas.
Que ya no descruzas las piernas esperando
que alguien acierte el color de sus sueños.

Y supongo que tampoco te hace falta.

Y estarás en algún lugar sin posdatas,
con los pómulos coloreados 
y esa sonrisa de quien sabe que tiene alas,
haciéndole el amor a los escaparates de un centro comercial,
comiendo caramelos de colores
y mintiendo sobre tu edad
al conjunto más sexy de una tienda de lencería.

Con la primavera floreciendo debajo de tu falda,
quizás sin saber que de aquí
te llevaste el verano para siempre.

Y hace frío.
 
 
E. Pérez Vallejo, "De Laura y otras muertes".