miércoles, 9 de febrero de 2011

Tropezar

El óxido adueñado de mis palabras en las últimas semanas me condena. Mi falta de palabras ante la realidad me asombra, por infrecuente, ante una situación indeseable, asumible supongo, pero triste. Nunca fui un luchador, no peleé en mi vida las cosas hasta la extenuación, hasta límites fuera de lo razonable que me llevaran a... Fuera de esos límites, precisamente.


Esta vez me desfondé, intenté por mil caminos y cien mil atajos, di millones de rodeos, muchas curvas, tropecé incansablemente, tropecé como jamás había tropezado. Me caí, me levanté, me agarraron de la mano para continuar y yo abracé esa mano sin pensar, ingenuo y convencido de mis deseos.


Y perdí. 


Pero si algo he comprendido es que la pelea por lo que se quiere nunca sobra, y que el hueco para el arrepentimiento no existe, ese hueco no. Sólo hay lugar para esa melodía de piano que quedó pendiente...


Y volvería a tropezar.

2 comentarios:

  1. Y menos mal que el ser humano es el único ser que tropieza más de tres veces...menos mal...siempre aprendemos, aunque sea del mismo error. Para tropezar tienes que estar de pie. Si ya te tropezaste, te has tenido que levantar para volver a tropezar. Y la fuerza de mantenerse erguido es lo que nos fortalece...todo gracias a los tropiezos...

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