miércoles, 23 de marzo de 2011

Cuervos en mi ventana

Oigo graznidos de los cuervos más oscuros a través de mi ventana abierta. 


De par en par dejo entrar el gélido aire invernal. Que recorra mi cuerpo desnudo e inerte, el que quieto baila al son de una danza furibunda y demencial. Agarrotado, con los ojos abiertos y enrojecidos, mirando al techo gotear la sangre de mis cabezazos, mascullando el dolor sin queja, supurando una bilis amarga y suplicando el descabello. 


Que sea silencioso, como el tiempo perdido en extrañas enajenaciones; que sea efectivo, como las desesperadas palabras pronunciadas en busca de un no se qué que nunca llega; que sea profundo, como la pureza del amor desmedido que burla a un corazón deshecho; que sea inmune, para no contagiarse del absurdo amargor de la saliva perdida en batallas sin sentido. 


La rabia por este odio sensible enquistado en cada rincón de mi me produce el vómito, me atraganto con la dulzura de palabras pronunciadas con la sinceridad mirando a otro lado, con los actos aberrantes de una mente desquiciada me abro las venas y suplico por el perdón y la verdad. Mis manos se agrietaron de cavar trincheras en enormes rocas, de destrabar cerrojos de las puertas de un destino supuestamente escrito, de golpear las barreras de quien dijo imposible, de lavar en ríos de fuego la ropa manchada por noches en vela. 


Y los cuervos siguen llenándome de pánico, pero no puedo cerrar la ventana. 

2 comentarios:

  1. Cuantos Miedos...

    Besos que iluminen esta primavera!

    :********************

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  2. Me enmcanta que hayas puesto vomitar como tag, así como que vomitar por rabia es posible. En mi caso, suele ser por sobredosis, una especied e catársis necesaria (de vez en cuando).

    Sigue tan poético.

    Un abrazo,

    VD

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