miércoles, 1 de febrero de 2012

La vida es un ir y venir de girar pomos

Sentí como si comenzara una relación. Como si por ser las dos únicas personas del teatro que respirábamos a la vez estuviéramos dándonos el primer beso, la primera caricia, el primer momento sensual y como si llegásemos a practicar sexo. Y no lo digo por decir, ya que, según iba sintiendo, mi respiración aumentaba y la suya se superponía a la mía.


Antes de poder consumar nada la obra finalizó y los aplausos lo inundaron todo. 


Hubo hasta cinco minutos de aplausos ininterrumpidos. Nuevamente nuestras palmadas iban al unísono. Mi corazón y mi esófago también iban acompasados con los suyos. Aunque quizá todo era mental y todo me lo estaba imaginando. 


El último aplauso acabó súbitamente. El público se levantó al momento. Ella permaneció sentada; yo también.




"Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo", Albert Espinosa.

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