martes, 31 de julio de 2012

Blues de verano

Pasar la última página del cuento de nunca acabar,
beber el último trago de un vaso infinito,
romper la última lanza de una batalla invisible.
Y así van sucediendo los días,
plomo en mi espalda
y piedras en mi cabeza,
frío de tortura
y rescoldos de llamas en el reflejo de mis ojos,
endiablados y enfermos,
miopes
desenfocados,
ajenos a una realidad muerta en combate,
perdidos en un blues de callejón,
borrachos de melancolía malsana.
Días largos y noches eternas,
un cuento que empezó cuento y siguió pesadilla,
camina sinuoso
y obliga. 
Obliga y daña,
muerde,
inconsciencia plena incurable,
un trago largo de veneno que no mata
pero perdura.





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