Hay tormentas que llevan a calmas borrascosas,
oscuras,
obscenas.
Tinieblas en paz,
silencios pausados en la eternidad de lo efímero,
un refugio al descubierto.
Bajo el cielo raso la tranquilidad de la batalla terminada;
el día después,
los muertos,
corazones hambrientos que ya no clamarán por sus latidos,
los rescoldos del deseo humeantes,
ajenos,
podridos.
se que quizas es simplificar tu poema, pero me suena a lamento post noche de autodestruccion ;)
ResponderEliminarSiempre tan triste...
ResponderEliminar:^**** besos!