Fue curioso. Parecía ficción, nadie podría creer que fuera real. Pero lo fue, lo es, y aquí estoy…
La primera vez que me vio se acercó a mi, sin dudar, y me preguntó la hora. Las 9 de la mañana. ¿En punto? Bueno, y cinco, que voy un poco tarde. Imaginaba. Me verás en tus sueños. Yo le miré, ¿qué?
Al día siguiente le volví a ver, en el mismo lugar, y a la misma hora. Pues no te vi en mis sueños. Vas con prisa otra vez. Siempre. Deberías dormir, así podrás soñar.
Al tercer día no quería encontrármele, pero fue imposible. Me dijo que me veía diferente, ¿por qué? No deberías sonrojarte, dijo. No sabía qué quería de mi. Quiero que seamos amigos, aunque no lo creas, podría incluso decir que ya lo somos. ¿Qué estás diciendo? Te he visto 3 veces, 1 minuto cada una de ellas, a las 9 y cinco de cada mañana. ¿Y qué? Que recordaré cada uno de esos minutos, y ya no podemos volver atrás. Mañana nos vemos. Yo no supe qué decir.
ummmmm...
ResponderEliminara las 9:05... la hora del segundo café.
Besos Lindo!!!!!!
Porque hay minutos que duran una eternidad.
ResponderEliminarBuen comienzo para una gran historia. besis
Esto promete y mucho! Buen título!!
ResponderEliminarBESOTES ISRA, BUEN FINDE Y HASTA EL LUNES!!
¿te has leído el principito?
ResponderEliminarEso se llama domesticar.
un beso
:)
ResponderEliminarEsto me recuerda a algo.
Un encuentro en medio de un puente. Algo de una película, un libro o una canción, no sé.
Me gusta.
muy buena isra haber cuando te veo que ya tengo ganas jejeje. Soy Dani.......
ResponderEliminar