"Lo dicho"; "Salud para encomendarle a Dios". Después de todo hizo bien en mandar a Bertrán a la cocina. Un bedel no debe estar nunca donde estén los catedráticos. Y luego, la escena. Antonio había pasado un mal trago por su culpa. ¿Por qué asistirían los sordos a estas cosas? Antonio tan sólo dijo: "Se mueren los buenos y quedamos los malos", y, en realidad, no lo dijo; lo musitó, pero Bertrán dijo: "¿Cómo dice?", y Antonio lo repitió otra vez, quedamente, mirando antes, suspicazmente, a los lados, y Bertrán levantó los hombros y la voz y dijo: "si no le entiendo" y ponía por testigos a la concurrencia y Antonio miraba al cadáver y, luego, al acompañamiento, pero lo dijo otra vez y otra, alzando progresivamente la voz, mientras en los grupos se iba haciendo el silencio, de tal forma que cuando chilló, "¡que quedamos los malos y se mueren los buenos!" y Bertrán respondió: "¡Ah, no le entendía, perdone!", todo el mundo se dio por enterado.
Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes.
Se mueren todos...
ResponderEliminarQue descanse en Paz.
:(
Se fue un gran talento. Inolvidable partida.
ResponderEliminarBESOTES ISRA, BUEN FINDE Y HASTA EL LUNES!
Te escribo en la entrada anterior, que supongo que es a la que me hacías referéncia.
ResponderEliminaraunque se a un tópico, esta gente nunca muere....
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