martes, 24 de agosto de 2010

Buenos Aires, Argentina

Buenos Aires es una ciudad de la que es fácil enamorarse todos los días, y odiarla a todas horas.

Capital de un país sistemáticamente saqueado por corporaciones internacionales, vendido gran parte de su patrimonio por políticos sin escrúpulos, ensuciada su clase dirigente por una corrupción sin fin que alcanza límites que son incomprensibles, anestesiada gran parte de la población por esta desafección de los poderes públicos, Buenos Aires ofrece un panorama repleto de contrastes para quien no conocía demasiado su historia, y que ahora está haciendo un máster avanzado e intensivo sobre ella.

Es un boom encontrarse con documentales como "La Toma" o "Memoria del saqueo", con libros como "Las venas abiertas de América Latina", con tanta gente que te cuenta diferentes versiones de lo que ha venido sucediendo en la ciudad y en el país, de como se disparó la deuda pública en la dictadura de Videla, de como por ello se lucran corporaciones internacionales, el FMI, el Banco Mundial, toda esa serie de vampiros y chupasangres sin ninguna clase de conciencia, de como la vergonzosa venta de empresas públicas realizada por Menem en los 90 vaciaron las arcas públicas y precarizaron los servicios, de como se robó a los ciudadanos el dinero que tenían en los bancos en 2001 en el conocido corralito, de como ese grito que se extendió como la pólvora aquel año se ha ido apagando tristemente hasta ser un eco difícilmente audible para gran parte de la población.

Ese "que se vayan todos" del que ha quedado un "se quedaron todos" es el más triste resumen de lo sucedido. Quizá la argentina ha sido la única sociedad de un país del llamado primer mundo que ha estado próxima a una verdadera revolución contemporánea, de levantarse contra el yugo imperialista y globalizador, de arrancar de cuajo esa cortina que tapa el rostro de esas oscuras mentes que manejan la economía, y con ella el destino del mundo. Sólo eso merece un reconocimiento, pero a la vez siempre quedará la sensación de ¿qué hubiera pasado si se hubiera llegado más lejos...?

No quería hablar de la pequeña parte de la historia argentina que estoy conociendo, quería hablar de Buenos Aires, de como me enamora y la odio a partes iguales durante un mismo día, pero también tenía ganas de compartir la indignación que me está produciendo descubrir determinados hechos. No suelo tocar temas así, pero hoy lo necesitaba.

1 comentario:

  1. Como título de película, "Tú a Buenos Aires y yo a Komsomolsk", y sí, esa era mi ausencia literaria. Me alegra que estés cumpliendo un deseo difícil y luches por ese proyecto que tienes entre manos. Yo vuelvo a estar por España, así que espero poder seguir tus andaduras con mayor asiduidad. Un fuerte abrazo desde el otro lado del charco y no desesperes con las injusticias, porque hay muchas y hay que seguir luchando contra ellas!

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