A veces es difícil explicar el porqué de algo. A veces es una simple sensación de vacío.
Tan simple como eficaz. Vacío, vacío, vacío... La propia palabra encierra la nada, la soledad, los sentimientos fríos e inmateriales, la angustia, la impotencia, un montón de palabras temidas en la carne propia. Vacío.
No da ganas de gritar, no duele, no quita el sueño ni el hambre, no trastoca planes, ni altera el día a día de manera explícita. Está ahí, sin hacer ruido, acompañándote a cada lugar, durmiendo contigo, respirando tu mismo oxígeno, masticando la misma comida que comes y subiendo a los mismos autobuses que tú.
¿Y qué hace? Nada. Justo eso, la nada más absoluta.
quizá la única bondad que tiene es que puedes llenarlo con lo que quieras, piénsatelo. además, muchos de los que aparentan tener la vida llena sólo la tienen rellena, que es muy diferente.
ResponderEliminarun abrazo
Deben ser las vacaciones de Pascua (que aquí en Valencia acaban hoy, pero siempre me dejan sabor a nada y a vacío. Ays... aunque el anterior comentario tiene razón: se puede llenar. Supongo que sí, algún día!
ResponderEliminarUn beso Isra.
Maloles
No lo pudiste explicar mejor...
ResponderEliminaruff...
Vacio , vacio este texto me a llegado , es la sensacion que me acompaña las 24 horas del dia.
ResponderEliminarComo me gustaria introducir la mano en mi cuerpo y arracarlo