lunes, 22 de diciembre de 2008

El Gordo

Le había costado reunir el dinero, pero lo había conseguido. 20 euros. Poco a poco durante las últimas semanas había ido rascando de aquí y de allá, céntimo a céntimo, quitándose de algún pequeño vicio como el cigarro suelto que compraba en el kiosco del barrio algún día, reduciendo levemente la ya de por si escasa ración de cena, no acudiendo a la peluquería y siendo autosuficiente en todo lo que encontró posibilidad de serlo. Pero en el día de ayer logró su objetivo, entregarle orgulloso los 20 euros (en decenas, quizá cientos de monedas) al dependiente de la administración de lotería.

-Deme el que acaba en 7.
-¿Supersticioso?
-Con lo que me ha costado, es lo menos.
-Tenga ahí, ¡suerte!

Ese décimo acabado en 7 tenía en sus manos cuando vio finalizar el sorteo por televisión. Con el billete fuertemente agarrado por sus gruesos dedos se levantó y se dirigió al baño, donde colocó el tapón de la bañera. Rellenó la bañera con unas garrafas que tenía arrinconadas y se secó las manos. Fue al salón de nuevo, de donde cogió el único cigarro que tenía, y lo encendió lentamente con un mechero desgastado. Al aspirar el humo sonrió levemente y volvió al baño, donde abrió el grifo del lavabo, del cual no salió ni una gota de agua, asíque no pudo apagar su cigarro. Dejó el mechero en la polvorienta repisa de cristal que había encima del lavabo y se quitó la ropa, con cuidado de no tirar su cigarro.

Consumió casi entero su pitillo antes de meterse en la bañera, donde volcó un grasiento bote de algo que en su día debió ser jabón. Agarró el billete de lotería y lo miró durante unos segundos, y entonces si, introdujo la pierna en la bañera, poniéndosele la piel de gallina por el frío. Vaciló un instante hasta que se metió por completo, y cuando se acostumbró a la temperatura, agarró la chusta que le quedaba de cigarrillo con la mano que le quedaba libre del décimo, y se tumbó delicadamente, notando como le subía un escalofrío por la columna. Apenas se había hecho espuma con el jabón que había echado, pero no le importaba, miraba el número de lotería con una concentración absoluta. Le dio una última calada al cigarro, y mientras expulsaba la densa bocanada grisácea, murmuró:

-Quizá otra vida me espere con más dicha.

Y arrojó el cigarro a la bañera, prendiendo vorazmente la gasolina.

8 comentarios:

  1. Tristes formas de acabar que desgraciadamente ocurren cada día, ajenas a nosotros, en muchos rincones del mundo... pero aunque suene superficial, que a veces no viene mal, es época de pensar en cosas bonitas.
    Un beso!

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  2. Muy bueno tio, aunque en parte se veia venir. Las pistas de lo que podia pasar eran sutiles pero sabiendo en que ha terminado el numero de verdad... Quiza deberías de haber dejado claro que no le habia tocado nada al final, cuando mira el decimo por ultima vez.
    Aunque no te ralles, sabes que me gusta la muerte y eso... asi que .... JAJAJAJAJAJA

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  3. Brutal, en cualkier caso me gusta cómo acaba con su vida y como de fondo se ve la terrible ilusión de kien no tiene nada y apuesta todo por el caballo perdedor! felicidades!!!

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  4. si hasta en las cajetillas lo pone: fumar mata! ahí está el mejor ejemplo

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  5. Joer qué triste la historia, no le tuvo que picar la picha con la gasolina al pobre!!!

    ¿Montamos una historia de navidad? Tu haces el texto y yo pongo las fotos con playmobiles!!!

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  6. Joder que historias más tristes escbribes últimamente tío, háztelo mirar. Aunque tengo que decirte que me gusta más tu faceta poética, de todos modos muy buen relato! Sigue así.
    PD.: Soy tu brother jaja que no me acuerdo de la contraseña y no puedo entrar con mi nick.
    FELIZ NAVIDAD!!

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  7. Cada vez que entro a tu blog me voy con el escalofrío puesto. A ver cuéndo escribes algo en plan comedia, hombre.

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