miércoles, 9 de diciembre de 2009

Últimos besos

Por último, decirte que siento no haber conseguido que tu felicidad haya trascendido el tiempo, y se vea destruida en estas circunstancias. Me destroza pensar en ello.

Te envío los besos más grandes, como sólo pueden serlo los últimos.

Te quiero.


Las lágrimas desgarradas de ella fluían por su rostro como un río salvaje, erosionando su piel lechosa; caían rabiosas, corriendo la tinta del papel, fusionándose el dolor de ella con las letras de él.

No había remedio, ni para las noticias que traía la carta, ni para la locura desesperante que atacó a la muchacha, haciendo saltar por los aires su sistema nervioso. Temblaba, gritaba y lloraba. Su mente era una niebla confusa plagada de rabia e impotencia, una impotencia insostenible y abrumadora.

Al menos no tuvo que sufrir el verle a él escribir sus últimas palabras con un lápiz del tamaño de una uña, a la luz ínfima que se colaba por una hendidura de la puerta, en un estado penoso de delgadez extrema, donde sus huesos eran salientes picudos, y su piel amoratada se resquebrajaba con soplarla.

No vio como los guardias lo levantaron del helado frío de su celda, y lo arrastraron inhumanamente hasta el patio, donde lo arrojaron al lado de otros prisioneros infectos como él.

No vio como los colocaron en fila delante de un grupo de jóvenes soldados con la mirada asesina de un viejo lobo.

No vio como un capitán bien trajeado y con la panza llena dio la orden.

No vio como los viejos lobos con uniformes militares apretaban los dientes y soltaban ráfagas de ametralladora contra los escombros humanos que tenían delante.

No tuvo que ver como el cuerpo de él recibía con sacudidas y espasmos las balas.

No tuvo que ver como la sangre brotó a chorros de su cuerpo.

Ni siquiera tuvo que ver como, inerte y sin vida, su cuerpo se desplomó contra el árido suelo.


Pero llora, grita y tiembla de pensarlo.

Lee y relee sin parar su última frase: "Te envío los besos más grandes, como sólo pueden serlo los últimos".

Y llora más, grita más alto y tiembla más fuerte.

9 comentarios:

  1. Chacho, se me han puesto los pelos de punta...Qué historia más triste...
    Ojalá no nos veamos en esa situacion nunca.
    Buen escrito Isra. Saludos.

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  2. me as emocionao
    cada vez mejores

    buenisimo lo k escribes

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  3. ufffff

    pelitos de punta

    pelitos de punta...

    wow...

    Besos niño ...

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  4. :S Puedes venir de Road trip conmigo pero si no me cuentas truculencias...

    Qué texto más frío y oscuro...

    Un saludo

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  5. seguro que tampoco vio, como en su mente el ultimo pensamiento que se dibujaba iba hacia ella
    que pena, es muy muy triste
    pero muy lindo al mismo tiempo

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  6. Envidia. De ser, al igual que las ultimas lineas de el, el rincon en el que te inspiras para crear cosas tan bellas. Envidia de ser el papel en el que tatuas todo tu arte. Tus mejores letras.

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  7. Uff, gracias Isra pero me haces sentirme fatal, yo escribiendo sobre superflualidades(no creo que exista la palabra,pero me da igual) y tú... en fin! Que ya era hora de pasarme por aquí.
    La cara de "voyaestrangularatuperro" es... más te vale no tener perro ni tener ningún aprecio por los animales porque voy a descargar mi ira sobre... xDDD
    Suele ser con la mirada fija y el labio solo levantado por un lado. Aunque también sirve con las mandíbulas apretadas... hay muchas formas de matar a un perro!
    jajaja

    Un beso!:)

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  8. Ojú.....sí que te has superado, si.

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  9. Uf, uf, uf! Que triste todo :_


    Y yo tampoco me pasaba por aquí desde hace siglos jaja

    Un saludo!

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