martes, 29 de junio de 2010

Un día en el parque, entre cajas...

Ha sido una noche inolvidable
como todas las que pasan en un parque.
¿No serás tú? ¿No serás tú?
Quizás no importa el sitio y eso está de más.

Si de todos mis delirios y mis cuentos
sólo el tuyo ha mejorado el argumento,
¿no serás tú?, ¿no serás tú?
Quizás no importa el tema y eso está de más.
*



Y cargo cajas llenas de ansiedad, de miedos terribles que me acechan cada noche, de lágrimas que escondo para verter a solas, de la brutalidad de sentimientos puros y brillantes luchando contra paredes de acero, de tantas cosas que a veces el peso es imposible, me vence.


Pero ahí estás tú, tus manos, esas que me han acariciado hasta dormirme, esas que me han rodeado hasta sentir que el resto de cosas no importan, esas que me han reventado de placer, esas manos que agarro incluso cuando no están cerca, esas manos levantan las cajas negras de mis hombros, y me elevan después muy por encima, me envuelven en pañuelos de la seda más suave y me hacen surcar vientos lejanos, mares frescos y lagos tibios, me llevan a Cracovia, a Berlín y al pueblo más recóndito, me posan en las faldas del Monte Fuji, en los corales de Los Roques o en las finas arenas de las calas más apartadas.


Y si, suena a cuento, pero la realidad es demasiado difícil de ficcionar. Es real como sólo lo puede ser la vida, tan brutal como sólo sabe serlo la vida.




* Un día en el parque - Love of Lesbian

sábado, 26 de junio de 2010

Espera, larga, inmensa

Y te vas.


Y te espero.


Que pase ya, que pase ya, sólo pienso en los segundos que corren -despacio-, en los minutos que se restan a las horas que faltan.


La impaciencia me consume, la impotencia me golpea, la imaginación me derrumba.


Tú allí. No estás sola y a la vez te siento aquí, conmigo, que estoy solo. Cuanta incongruencia, los deseos de mi corazón vuelan a la par que los tuyos, lo sé, lo sabes, vuelan, volamos.


No cojo el hilo hoy, no escribo pensando, tormenta en el papel, en mi cabeza, en mis ojos.

miércoles, 23 de junio de 2010

Píntame

Mi sangre nace 
de pálpitos brutales,
se fusiona con el viento
más allá del infinito alcanzado
a tu lado,
ahí donde toda pieza encaja,
donde mi cuerpo ha descubierto un lecho
en el que fundirse cada noche.
Un lecho soñado,
pero posible
de verdad,
posible.

Ahora píntame,
pinta esta piel que tiembla a tus roces,
reviéntala a brochazos de pasión;
con el color de tus ojos
inúndame hasta desbordarme
más aun,
más que la última vez,
tan brutalmente que mis imágenes sean borrosas,
que se empañen con la agilidad de tus gemidos,
ensordéceme hasta el fin,
envuelve mi memoria con un velo
inmune al tiempo
que aborrezco,
maldito,
difumínalo con tus caricias
y deténlo cuando alcancemos el borde de la locura,
ese éxtasis que me enloquece(s),
hazlo infinito mi amor,
susúrrame que olvide al tiempo,
que te tengo,
que me tienes,
y que guarde el paraguas
pues no lloverá más,
vamos a sonreír al Sol,
agarrarnos la mano y correr
locos los dos,
embriagados por el todo,
por la vida,
nuestra vida.

jueves, 17 de junio de 2010

Cuentos (II) El abrazo

- Mamá, ¿existe El Abrazo?
- Si, claro hijo, existe el abrazo que te da tu padre por las mañanas, el que te doy yo por las noches, el de los yayos...
- Ya, mami, pero no digo esos abrazos.
- ¿Cuáles, entonces, hijo mío?
- Pues no sé, El Abrazo. Ese.


La madre suspira.


- ¿Y qué abrazo es ese?
- Es que... No sé explicarlo, mami.
- Ya... Y ¿por qué me lo preguntas?
- Porque he visto El Abrazo.
- ¿Cómo que has visto El Abrazo?
- Si, es verdad, lo he visto.
- ¿Dónde ha sido eso?
- No sé, en la calle, ayer por la noche, cuando venía con papi a casa.
- Y ¿quiénes eran?
- No sé.
- Y ¿se abrazaban?
- Si, era El Abrazo. 
- Pero, ¿por qué?
- Haces muchas preguntas, mamá. Pues porque nunca había visto a nadie Abrazarse así. 
- Pero... ¿Qué hacían? Quiero decir, ¿qué tenía de especial?
- Se abrazaban tan fuerte que parecía que se iban a romper, los dos tenían sus cabezas hundidas en el otro, y él susurraba cosas al oído de ella, con la voz un poco rota, como si se hubiera hecho pupa o algo.


La madre sonríe.


- Eso es bonito, hijo, viste un abrazo bonito.
- Si, era bonito, pero parecían tener pena.
- Bueno...
- Mami, a mí nunca me dan pena los abrazos.
- Pero porque tú eres pequeño.
- La chica del abrazo también era pequeña.
- Pero seguro que no tanto como tú.
- No, no tanto. 


- Pero, entonces ¿por qué tenían pena?
- Quizá se estaban despidiendo, a veces pasa. 
- Pero... Si se quieren tanto que se abrazan hasta casi romperse, ¿por qué se separan?
- Ahora eres tú el que haces muchas preguntas, cariño.
- Pero es que no lo entiendo.
- No sé hijo, quizá se despidieran para mucho tiempo.
- Pobrecitos, ella encajaba en el hueco de los brazos de él.
- ¿Te leo un cuento?
- Y él en los de ella...

lunes, 14 de junio de 2010

Jaulas y sueños

- Si quiero llamarte, ¿qué hago?
- Nada, ya lo sabes.
- Ya...
- Lo siento.
- No lo sientas.
- Si, si lo siento. Es... Tan complicado.
- Bueno, contactaré por telepatía.


Alivio.


- Y, ¿cuántos días tendré que estar aguantándome las ganas?
- No sé, no sé hasta el último momento...
- ¿Cuánto es eso?
- Toda la vida, a lo mejor.
- Pero eso es mucho tiempo.


Miedo.


- No puedo estar así, necesito... No sé el qué, pero algo más. 
- No puedo...
- Puedes, puedes. Es una impotencia brutal el andar con todo esto.
- No hay libertad.
- ¡Ninguna! Es una puta jaula, es... Es un sueño rodeado por una enorme pesadilla.
- ¿Un sueño?
- Si, M... Es un sueño, sino no estaría aquí ahora.


Dulzura.


- Es lo que no entiendo.
- ¿El qué?
- Que sigas aquí, que no corras. Hay mil motivos, ves esto, imagínate en unos años.
- Idiota... Me encanta, y me encantas.
- No lo sabía.
- ¿No te lo había dicho nunca?


Silencio.


- No.
- Necesito un abrazo.
- No puedo...
- Lo sé, pero también necesitaba decirlo.
- Te estoy jodiendo.
- Me estás haciendo feliz, y eso a veces jode, que es diferente.
- Estás cegado, estás ciego, ¡en serio! 
- ¿Qué diferencia hay? Lo que siento no es ficción.
- Lo que yo siento tampoco.
- ¿Y qué sientes?


Chispas.


- No dices nada.
- ¿Qué voy a decir?
- Lo que sientes.


Beso.
Abrazo.
Fusión.


- Nos están viendo todos.
- No me importa, ya no me importa...
- Deseaba oír eso hace meses, mi amor...
- Cállate.
- Eso también.


Beso.
Abrazo.
Despierto.


- Te echo tanto de menos esta noche, otra vez...

viernes, 11 de junio de 2010

Gritos en silencio (II)

Un día lo tienes todo,
y durante tres no tienes nada.
Tres inmensos días,
con tres noches
infinitas,
la eternidad te engulle
y te devora,
el mar que antes te recogía de sus brazos
ahora te golpea,
envía sus olas poderosas
y te hunde,
la luz se difumina
ante tus ojos llorosos,
y los susurros que antes lamían tu oído
se han borrado en la violencia
de los segundos que pasan,
míseros,
de uno en uno,
acuchillando ilusiones
y a la vez,
corriendo deprisa
porque sientes que se acaba tu tiempo,
que se esfuma la posibilidad;
esa que anoche veías real
y que hoy...
Hoy lo ves todo mentira,
hoy padeces la traición
de los sentimientos
más puros,
las verdades se demuestran falsas,
los actos no acompañan las miradas,
las bocas,
ahora están solas.
Cuestión de matices,
vida normal aparentas,
y así,
con normalidad,
consigues normalidad,
nada más.
Las palabras más bonitas has dejado,
pero hoy tampoco dormirás aquí,
no besarás al amanecer
ni reirás abrazada a este cuerpo
deseoso,
de ti,
lo harás en otro lado,
y eso hiere,
mata lentamente a un corazón,
el saberte en otra cama,
en otra boca,
en otro cuerpo.


Y yo,
cansado de hablar en segunda persona,
me retrotraigo en mi interior,
cierro puertas y ventanas,
yo,
aguardo que salga el Sol de nuevo,
absorbo mis lágrimas en silencio,
en el silencio de mis gritos
y en el recuerdo de tus besos.

domingo, 6 de junio de 2010

Revoltijo de pensamientos...

Robando besos al tiempo,
abrazándome a posibilidades remotas,
posibles,
esperanzadoras.
En tus manos está,
esas manos que acaricio con mi rostro,
que con mi pelo juego en ellas,
que las agarro,
cierro los ojos y vuelo
lejos,
tan lejos que no tenga que mirar a los lados,
tanto que deje de robar tus besos al tiempo,
tanto que el tiempo deje de robarme tus besos.

Doy un paso adelante,
confieso,
lo que jamás debí decir,
palabras vedadas,
tabú
(como nosotros).
¿Cómo explicar lo que mueve un corazón?
Esa mecánica
que me explicaste con literatura,
un cuco que va y viene,
canturrea en los pechos
e impregna la mente de sensaciones,
deseos prohibidos,
todo eso y mucho más:
imanes que unen miradas,
ojos que se enredan fugaces,
bocas que se besan eléctricas,
pieles que...
¿Cómo explicar tu piel?

Tu piel me ha robado al sentido común;
la he tenido conmigo,
y ahora es un mero sueño,
un deseo infinito,
que me azuza cada día,
brutal,
me posee el deseo,
tu piel...
Tiemblo por tenerla,
tiemblo hasta el tuétano,
tiemblo como aquel día,
aquel día...
¿Cómo explicar lo que nos unió aquel día?
Cócteles, tabaco de liar, calle La Palma,
¿algo así, quizá?

Los recuerdos surgen revoltosos,
mi cabeza es un vendaval,
escribo ahora sobre mil cosas,
diferentes,
pero iguales a la vez,
tú lo sabes,
tú me entiendes,
cada palabra es para ti,
y tiemblo
-otra vez-,
pero no tengo miedo a nada,
porque nada me importa,
y recalco que,
sobretodo,
nadie me importa,
ya lo sabes,
ya me entiendes.

Quiero gritar
hasta que me rompa la garganta.

jueves, 3 de junio de 2010

Con la fuerza que me dan tus ojos

Molinos de viento frente a mí,
y desarmado yo,
lucho,
lucho
con la fuerza que me dan tus ojos;
la rabia me enloquece,
y embisto
muros invisibles;
golpeo los barrotes que me rodean,
irrompibles,
y lucho,
impotente,
desquiciado,
decepcionado;
pero lucho,
contra nada,
una nada que crece ante mi,
poderosa,
y yo contra ella
lucho,
lucho
con la fuerza que me dan tus ojos,
asesto golpes inservibles,
¿me ves?,
siento que me rompo,
pero mis últimas gotas de sangre
caerán,
frente a ese muro invisible,
porque no tengo toalla que tirar,
lucho
porque quiero luchar,
lucho
con la fuerza que me dan tus ojos;
insistiré,
en este combate
donde la victoria no me espera,
pero yo la busco,
la buscaré,
mientras tanto
lucho,
lucho
con la fuerza que me dan tus ojos.

miércoles, 2 de junio de 2010

Creo que voy a empezar a romperme...

Si pudiera transformar nuestras noches
en un ciclo sin final.


Podría ser tan fácil, sería espectacular,
si fueran reversibles aquellas noches de incendio.

domingo, 30 de mayo de 2010

...

La impotencia vence, y no sé qué hacer. Sé la solución, pero no está en mi mano conseguirla. Daría todo por alcanzarla, pero no llego, ni siquiera puedo moverme del sitio, porque no sé dónde ir, cómo llegar, aunque si qué decir... Diría todo lo que tengo dentro, todo lo que me envuelve y me desborda, que no me puedo sujetar, que necesito saciar mi sed, que sufro cada minuto de este día como una puñalada.

Escucho el piano de Nefeli y tiemblo.

Sigo dando vueltas en la cama...

viernes, 28 de mayo de 2010

La sonrisa de Dasha (VIII)

Acaricio el pelo de la pequeña Dasha, que duerme apaciblemente a mi lado. Los escombros ya no crujen tanto, ni el frío es tan intenso, y ni siquiera oigo los disparos. Los segundos ya no parecen horas, ahora sólo son segundos que discurren paso a paso, que no amargan la existencia y no cargan con un peso imposible mi corazón. Oigo su respiración pausada, relajada, lejana a muertes y guerras, transmisora de alegría y paz, de una paz brutal, inspiradora.

Acaricio el pelo de la pequeña Dasha, que duerme apaciblemente a mi lado. La vida me parece más digna, la muerte más asumible y la espera ya no es angustiosa, ahora ya sólo es un lento discurrir por un camino que no existe. Siento latir su corazón en el pecho, repleto de ilusión y de fuerza, colmando mi mente de tenues imágenes llenas de esperanza, de futuro. Veo pequeños huecos donde antes sólo veía un inmenso muro, y voy hacia ellos, busco mi hueco, el de mi pequeña, ese hueco que nos de la felicidad, ese hueco soñado, infinito.

Acaricio el pelo de la pequeña Dasha, que duerme apaciblemente a mi lado. Un rayo de Sol penetra entre los cascotes, siento un leve atisbo de calor en mi piel. Falso, desgarradoramente falso. Abro los ojos, deslumbrado, y a mi alrededor... Nada, una nada criminal, asesina, una nada fronteriza con el infierno, no acaricio el pelo de mi Dasha, sino una cabellera arrancada por un bombazo a algún soldado. Un vacío inconsolable aprieta mi corazón con fuerza...

Dasha, agárrame la mano... Sácame de aquí...

jueves, 27 de mayo de 2010

Agárrame

Agárrame,
agárrame.
Es un grito desesperado,
lo sé.

Agárrame.

Fuerte,
mírame,
dime esas pequeñas cosas
susurrando,
abrázame.

Vuelo,
sin soltarme
de tus ojos,
absorbido,
hechizado.
Grito por y de pasión,
pura y brillante.
Agárrame,
escucha como late mi pecho,
mírame.

¿Comprendes?
Nada más importa,
nada más,
agárrame,
siente,
nada más.

viernes, 21 de mayo de 2010

Susurros que abrazan

Desde el fondo del mar surge un suspiro, un susurro inaudible, imperceptible.

Exhala energía y pasión, una pasión desgarradora e ilimitada, como ella, con sus largos brazos que hacen temblar los cimientos de mi interior, que recorren un camino desproporcionado e infinito, que me agarran suavemente y de los que no quiero soltarme. El tibio aliento que desprende me ruboriza, siento su respiración en mis ojos y me altera su aroma, que me invoca mundos lejanos, donde aun existen princesas y duendes, hadas y elfos, príncipes a caballo luchando por causas justas y dragones que protegen castillos.

La rugosidad de las rocas en las plantas de mis pies, el ruido del mar a cientos de metros por debajo, las nubes expectantes por encima, las gaviotas con sus cantos a mi alrededor. Me arrojo al vacío.

Con los ojos cerrados noto el aire recorrer mi rostro con vigor, percibo el aroma a sal acercarse, casi siento las cosquillas que los delfines me provocan en la tripa. En mi caída algo me envuelve, algo tan suave como su piel, con un tacto delicioso que me recoge y me acaricia, me remueve el pelo y después me deposita en el agua.

Mi vértigo desaparece, el miedo se esfuma y mi corazón se derrite como el lacre, gota a gota va impregnando mi alrededor, siento el calor de la sangre embaucarme junto al frescor marítimo en un sueño del que no veo final, me rindo al poder de las olas, buceo, nado y me fundo con los susurros, con sus susurros...

jueves, 20 de mayo de 2010

Ecos

Una banda de 50.000 gargantas, a coro, exprimiendo las últimas gotas de energía, extenuados, derrotados tras 90 minutos apasionantes y con la sensación de haber merecido algo más, cantando sin cesar hasta apagar los gritos de los vencedores en un estadio mítico, coreando los nombres de los jugadores que lo dieron todo, llorando por la tensión y la emoción de estar viviendo un momento grande, agitando las bufandas rojiblancas sin pausa, gritando a los cuatro vientos una pasión, un sentimiento, una forma de vida...

Yo estuve allí, y siempre se dice que nadie se acuerda de quien pierde una final, pero esta vez será diferente, porque nunca se escuchó más a la grada derrotada, porque jamás se dio una situación tan espectacular, porque lo de menos fue el partido, sino la ilusión recuperada y la demostración de amor a unos colores que marcan la vida a quien los siente.

En Barcelona aun resuenen los ecos...

¡Yo me voy al Manzanares,
al estadio Vicente Calderón,
donde acuden a millares,
los que gustan de un fútbol de emoción,
porque luchan como hermanos,
defendiendo sus colores,
por un juego noble y sano,
derrochando coraje y corazón,
lalala lalala lalala
¡ATLETI! ¡ATLETI!
¡ATLÉTICO DE MADRID!
¡ATLETI! ¡ATLETI!
¡ATLÉTICO DE MADRID!
Jugando, ganando,
peleas como el mejor,
porque siempre tu afición
se estremece con pasión,
cuando quedas entre todos campeón,
y se ve frente al balón,
a un equipo de verdad,
que esta tarde también peleará.
¡ATLETI!

domingo, 16 de mayo de 2010

Doble o nada...

La miro a la cara, y lo veo claro. Empiezo a hablar, y ella escucha, atenta, no interrumpe. En algunos momentos pienso que ni siquiera oye, que sólo espera.

"Siento que te me escapas, te me vas de las manos, y una mezcla de dolor y nostalgia se apodera de mi cuerpo, se asienta en mi una impotencia inimaginable, sabía que sucedería, aunque hacía mucho que había dejado de pensar en ello, qué más da quien tenga la culpa. Tiraba para adelante, supongo que huyendo de lo irremediable, porque cada uno tiene su camino, y supongo también que hay que seguirlo, o eso nos han enseñado. Imagino ahora que yo era una mera parada del tuyo, quería ser un desvío y que pudieras seguir otra vereda diferente, pero llevas una caravana tan grande detrás que te obligan a mirar adelante y a no salirte del carril..."

Intuyo una lágrima derribando el muro de sus ojos, pero no termina de salir. Las que si percibo claramente son las mías, resbalando impetuosas pero en silencio por mis coloradas mejillas, que noto sofocadas y alteradas. Gesticulo mucho, presa de los nervios y la desazón.

"Las cosas son eternas mientras duran, pero a mi esta eternidad me ha sabido a poquísimo, y me deja con ganas de saborearlo más, de alcanzar el más brutal de los infinitos a tu lado, de seguir escalando peldaños de felicidad, de continuar agrandando mi sonrisa al despertar, de esos buenos días mágicos y esos desayunos junto a ventanas inolvidables. La vida hay que disfrutarla, y tú y yo lo hacemos por toneladas desde que nos conocemos, el tortazo contra el suelo ha sido tremendo, pero si tú me coges de la mano... Si me agarras fuerte... Vuelo. Soy capaz, me has enseñado. De veras, he aprendido a volar, y no quiero parar... No quiero, no puedo..."

Las palabras se ahogan en mi garganta antes de salir, un nudo las impide el paso.

"Pongámonos esa nariz roja de payaso, y juguémonosla. Ya dije una vez que a doble o nada, sabiendo que era nada, pero ¿tu no quieres que sea doble?"

La miro fijamente, sus ojos me asesinan por dentro, es preciosa.

martes, 11 de mayo de 2010

Gritos en silencio

Rompería todos los moldes,
porque no me vale ninguno.

Un grito ahogado,
estancado,
yace en mi garganta.
Seco,
mi grito es mudo,
y aterrorizado
y bloqueado está,
no sale,
me acuchilla
el interior.
Sangre en mi paladar,
regusto amargo,
mis ojos captan
décimas de segundo
que asimilo en horas
y el grito es mudo,
ahí está,
desintegrándose en un limbo
de cuerdas vocales
que susurraron una vez,
y ahora el grito es mudo,
y la sangre se mezcla con el terror
y aplastan mi corazón
contra las costillas,
hacia abajo,
lejos del cielo
que una vez surqué,
y ahora el grito es mudo,
y me ahogo en mi propia sangre,
y los segundos parecen días,
siento mi propio final,
el regusto amargo,
el grito ahogado,
ya no más,
ya no más,
y el grito es mudo,
creo que voy a empezar a romperme,
astillas en mi piel,
la sangre me recorre,
soy amargo,
y el grito es mudo,
ya no más,
voy a cerrar los ojos,
a intentar respirar,
mi sangre en mis pulmones,
ahogo,
grito mudo,
no más
...
...
...

martes, 4 de mayo de 2010

Cuentos (I) Cuento de hadas...

Campanilla vuela por encima de las cabezas de las ovejas, que caminan presurosas y con los ojos fijos en nada, siguiendo sus caminos marcados. El día es soleado, lo que ha empujado a la pequeña hadita a aletear, lo que, para no variar, ha esparcido sus polvos mágicos por la ciudad de Torun, porque para quien no lo sepa, Campanilla nació aquí, en la ciudad de Copérnico, no en el País de Nunca Jamás o en Disneyland. ¿Quién, sino ella, iba a ayudar al flamante astrólogo a desarrollar sus estudios?

Y así, Campanilla volaba y volaba, mientras el rebaño continuaba su marcha impasible a la magia de sus polvos, sin que la mirada de nadie se posara sobre ella, y no sucedía porque ya no se mira al cielo, nadie sueña despierto. Aun así, Campanilla aletea lo más fuerte que es capaz, lo más vigorosamente que sabe, intentando llamar la atención de cualquiera, pero es en balde.

Un día ocurrió, que un joven corderillo fue consciente de la presencia del hada y sin palabras, señaló al cielo azul de un día primaveral, pero, como es costumbre, cuando el sabio señala la Luna, el tonto mira el dedo...

Pues algo así fue el asunto. Nadie le hizo caso, incluso muchos le tomaron por loco, lo que inundó de pena a Campanilla, pero su alma mágica y alegre hicieron que su mirada traviesa se transformara en una expresión tan tierna que ablandaría la más dura roca. Así, fue a posarse en un cercano árbol a donde el corderillo deambulaba desde entonces, y le envió altas dosis de polvos mágicos, para que se mantuviera bien despierto, para que nunca dejara de soñar.

Ahora, Campanilla lava sus alas en las frescas aguas del imponente río Wisla, en un lugar secreto, en un rincón oculto e imposible de alcanzar para cualquier otro que no posea la vitalidad de su vuelo; y allí purifica su magia, allí piensa en aquel joven corderillo que un día quiso volver a soñar.

sábado, 1 de mayo de 2010

La montaña

Un infinito manto de nieve. Brutal, despiadado, dulce a la vez.

Solo, allí estás solo. Sin ayuda y sin posibilidad de sobrevivir. Recuerdas a tu familia, a tus amigos, lo que te ha llevado hasta allí, los momentos felices y los tristes también, ¿por qué no? Sientes tu vida apagarse de manera humilde, sin estridencias, se marcha sin gritar, poco a poco, saboreando el trágico momento y otorgándole un velo de ternura, algo mágico, cercano a la mística.

La montaña es cruel, celosa de si misma y de quienes la quieren ver por debajo de sus ojos, por eso posee esa atracción por la que tantos han perdido la vida. Otros muchos, simplemente, han entregado cada ápice de energía y de fuerza en conquistar una cumbre más alta, más complicada, que ese lazo que une al montañero y a la madre naturaleza en forma de cordillera se fuera fortaleciendo hasta límites imposibles de entender para quienes vemos esto desde fuera, desde una óptica tan alejada como se puede sentir cualquier persona que, a más de 8.000 metros de altura, mire el mundo a sus pies. Una sensación de armonía, de paz consigo mismo, de satisfacción por el objetivo logrado, una vivencia que pocos pueden contar y que les honra.

Esta vez fue Tolo Calafat quien se fue en el peligroso Annapurna, donde también quedó Iñaki Ochoa, hace 2 años. Pero la lista es larga, desde Félix Iñurrategi en el Gasherburn II, que descendía tras hacer cumbre junto a su hermano, hasta los 5 montañeros navarros y guipuzcoanos que perecieron en Nepal arrastrados por un alud en 2001, y llegando al famoso caso de Óscar Pérez, que falleció el pasado año en el Latok II pakistaní, tras una larga agonía física y mental esperando un rescate que fue dado por imposible, debido a la extrema dureza de las condiciones climatológicas, y que obligaron a dejar que su cuerpo, sin vida, pasara a ser propiedad de la montaña.

Y la lista seguirá creciendo al mismo ritmo que el sentimiento de atracción que produce la montaña.

viernes, 30 de abril de 2010

Pura pasión

Pura pasión, incontrolable, puto fútbol. Me he comido las uñas hasta los nudillos, he sufrido lo indecible, no he sido capaz de vivir sentado en la silla la prórroga, he desesperado pero he esperado ilusionado el momento, sin saber si llegaría...

Me he emocionado al pitido final tanto que casi me dan ganas de llorar; no he podido controlar la tensión y he tenido que soltar un grito cercano al alarido y salir del bar unos metros de la tensión acumulada. Tantos años sufriendo, un sentimiento eterno con esto tan insano como es mi Atleti, que los éxitos se valoran mucho más. Muchos no lo entenderán, y se que es absurdo, que sólo es fútbol, pero bueno...

Gracias a este gol hoy me voy a la cama radiante, no sé si dormiré bien con tanta excitación en mi cuerpo...
(pinchar en el icono amarillo para escuchar)



Aleluyah, el Atlético de Madrid vuelve a disputar una final europea (Añado una bonita mezcla con los mejores momentos del partido con el tema musical Aleluyah)



¡Força Atleti!