"Ahora no me pierdas el compás
no te rompas
no des un paso atrás".
This is... Flow.
viernes, 27 de enero de 2012
martes, 24 de enero de 2012
jueves, 19 de enero de 2012
Sabores
Me privo de pocos suspiros,
acelero mi pulso,
acompaso mis labios al sabor de tus sabores,
huyo del mundo exterior para entrar en ti
y perder cada segundo de esta vida,
morder el pan de una sonrisa.
Profundo escarbo en el abismo insondable entre tus piernas,
los ojos cerrados,
el piloto automático en el on de tu cintura,
vaivén tan fresco como caudal de primavera,
tan sereno como fruta madura
a punto de caer.
acelero mi pulso,
acompaso mis labios al sabor de tus sabores,
huyo del mundo exterior para entrar en ti
y perder cada segundo de esta vida,
morder el pan de una sonrisa.
Profundo escarbo en el abismo insondable entre tus piernas,
los ojos cerrados,
el piloto automático en el on de tu cintura,
vaivén tan fresco como caudal de primavera,
tan sereno como fruta madura
a punto de caer.
lunes, 16 de enero de 2012
Lights
Hipnotizado.
hablo de
Archive,
arte,
hipnotizado,
música,
música electrónica,
vídeos,
youtube
jueves, 5 de enero de 2012
Quema
Suave como sonido de piano,
tu lengua
mi paladar,
el deseo derramado,
helado derretido
hierro fundido.
Abro mis poros a tu piel,
empapo mi pelo contigo
me hundo en ti
amando,
flotando en miel de tu pecho
sorbiendo tu boca,
ardiendo,
quemándome los ojos con tu mirada.
miércoles, 4 de enero de 2012
Fragmento de un posible... (II)
En el pasto, a unos pasos del precipicio, y relajado, Leo disfrutaba con los ojos cerrados de la música que la naturaleza componía en la tierra que le había visto nacer. Los mirlos trinaban incansables, intentando triunfar en la batalla sonora que emprendían cada amanecer frente al ruido del agua estampándose contra las rocas. Aquella melodía trasladaba la mente del joven gargáreo a las historias que su familia le había contado desde que apenas comenzó a caminar.
—Te ofrecimos al poder de las aguas en tu primer amanecer —le aseguraba siempre su madre. Allí, las viejas tradiciones se habían mantenido casi intactas, a pesar de haber hincado la rodilla ante el Rey hacía muchos años, y los recién nacidos eran expuestos, prácticamente nada más salir del vientre de sus madres, a la ingobernable fuerza del mar, considerada sagrada y suprema para decidir sobre la vida y la muerte de los habitantes de Gargalia. —Por un momento, temí que fueras reclamado por las profundidades y el mar te llevara con él. Sólo fue un instante, un pequeño relámpago que atravesó mi cuerpo haciéndome creer que perdería un hijo. —Aunque en seguida comprendió. Si las aguas subían el escaso espacio que faltaba para engullirlo, sería una señal inequívoca de la profecía que esperaban en aquellas tierras desde hacía siglos, la llegada del gran hombre a través de la gran ola.
Le encantaba echarse allí durante horas. Dejarse acariciar por el verde pasto que le cosquilleaba los pies, entregarse al viento que le envolvía en un manto de pureza invisible, impregnarse del olor de unas tierras que su familia había pisado desde antepasados suyos que ni siquiera habían conocido la Torre de los Desmayos. Ésta era una atalaya en la cual se decía que la madre que viera a su hijo, depositado recién nacido en una ruda cuna de maderos lijados, ser atrapado por el océano sufriría un impacto tal que provocaría su inconsciencia eterna. La leyenda era casi tan antigua como los primeros pobladores, y no se sabía a ciencia cierta si en alguna ocasión el agua había atraído para si algún bebé, pero no cabía duda que en un día en el que las olas fueran tan terribles como para salpicar la Torre, no era tan descabellado que un arreón ligeramente más intenso pudiera alcanzar los troncos pulidos sobre los que lloraban las criaturas aun sangrientas.
—Te ofrecimos al poder de las aguas en tu primer amanecer —le aseguraba siempre su madre. Allí, las viejas tradiciones se habían mantenido casi intactas, a pesar de haber hincado la rodilla ante el Rey hacía muchos años, y los recién nacidos eran expuestos, prácticamente nada más salir del vientre de sus madres, a la ingobernable fuerza del mar, considerada sagrada y suprema para decidir sobre la vida y la muerte de los habitantes de Gargalia. —Por un momento, temí que fueras reclamado por las profundidades y el mar te llevara con él. Sólo fue un instante, un pequeño relámpago que atravesó mi cuerpo haciéndome creer que perdería un hijo. —Aunque en seguida comprendió. Si las aguas subían el escaso espacio que faltaba para engullirlo, sería una señal inequívoca de la profecía que esperaban en aquellas tierras desde hacía siglos, la llegada del gran hombre a través de la gran ola.
Le encantaba echarse allí durante horas. Dejarse acariciar por el verde pasto que le cosquilleaba los pies, entregarse al viento que le envolvía en un manto de pureza invisible, impregnarse del olor de unas tierras que su familia había pisado desde antepasados suyos que ni siquiera habían conocido la Torre de los Desmayos. Ésta era una atalaya en la cual se decía que la madre que viera a su hijo, depositado recién nacido en una ruda cuna de maderos lijados, ser atrapado por el océano sufriría un impacto tal que provocaría su inconsciencia eterna. La leyenda era casi tan antigua como los primeros pobladores, y no se sabía a ciencia cierta si en alguna ocasión el agua había atraído para si algún bebé, pero no cabía duda que en un día en el que las olas fueran tan terribles como para salpicar la Torre, no era tan descabellado que un arreón ligeramente más intenso pudiera alcanzar los troncos pulidos sobre los que lloraban las criaturas aun sangrientas.
sábado, 31 de diciembre de 2011
Closer
"Stranded in this spooky town
Stoplights are swaying and the phone lines are down
This floor is crackling cold
She took my heart, I think she took my soul
With the moon I run
Far from the carnage of the fiery sun"
Stoplights are swaying and the phone lines are down
This floor is crackling cold
She took my heart, I think she took my soul
With the moon I run
Far from the carnage of the fiery sun"
domingo, 25 de diciembre de 2011
Besos de viento en los ojos
Me desgarra el viento las pupilas,
mis ojos, ajados
de dibujarte en sueños
-que no dormido-,
florecen en el reflejo de las llamas de tu sonrisa,
paladeando días y noches,
extasiado
al contorno infinito de tu sombra,
dibujada tantas veces en mil colores vivos.
Y mis ojos, calados
de dulce alivio,
cuando tú
me haces sentir saciado en plena hambruna,
cuando tus besos hacen que cambie hasta la dirección del viento.
sábado, 24 de diciembre de 2011
Feliz Navidad
Menos sillas que nunca en un paraje desolador de jamón, marisco y guirnaldas oxidadas.
Que se vayan ya.
Que se vayan ya.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Cuento de noche
Despertar en plena madrugada
tus piernas enganchadas a las mías,
sentir una sonrisa tibia,
dormida,
suave.
La noche mece mis sueños,
apenas abro los ojos para ver la oscuridad que envuelve nuestros cuerpos,
los vuelvo a cerrar y susurro palabras invisibles al cálido ambiente bajo las mantas,
caigo en un duermevela dulce,
con el tacto de tu piel aliviándome,
azúcar para mis amargas heridas,
caricias para mis cicatrices con costra.
Zambullo mis mejillas en la madrugada de tu pelo,
respiro tu cuello
y mis pulmones son tú aroma;
estás dentro,
dentro de mi,
dentro de mis entrañas hasta el fondo de mis huesos,
ahí donde tenemos la esencia,
dentro de lo más profundo de nuestro interior más escondido,
ahí donde no llega más,
llegas tú.
Quizá, cuando despierte en la mañana con el Sol perfilado en las rendijas de la persiana haya olvidado hasta donde llegaste, quizá no recuerde las cosquillas en los tuétanos, quizá haya olvidado esa indefinida hora de la madrugada, donde apenas un ligero rastro de conciencia me demostró la deliciosa sensación de lo que es la felicidad.
sábado, 17 de diciembre de 2011
Una noche gélida
Hay noches frías,
noches húmedas,
noches ventosas.
Noches
en si mismas ciegas,
tenebrosas,
noches que exportan miedos,
que alimentan angustias en veladas insomnes,
la flor y la nata de mis agobios
danzando sin son;
oscuras sombras que agrietan las formas de mi felicidad,
pasado que vuelve en forma de daga
invisible,
afilada la hija de puta,
y yo,
amoratado por el cuchillo gélido de la noche,
respiro.
Me consuelo en la visión de un mañana,
me refugio en pensamientos que me abracen hasta que sean tus brazos quienes lo hagan.
noches húmedas,
noches ventosas.
Noches
en si mismas ciegas,
tenebrosas,
noches que exportan miedos,
que alimentan angustias en veladas insomnes,
la flor y la nata de mis agobios
danzando sin son;
oscuras sombras que agrietan las formas de mi felicidad,
pasado que vuelve en forma de daga
invisible,
afilada la hija de puta,
y yo,
amoratado por el cuchillo gélido de la noche,
respiro.
Me consuelo en la visión de un mañana,
me refugio en pensamientos que me abracen hasta que sean tus brazos quienes lo hagan.
hablo de
frío,
insomnio,
miedo,
noche,
pensamientos,
poemilla,
sentimientos
viernes, 16 de diciembre de 2011
Don't let it go dark on me yet
Que no se apague,
no.
Que brille,
luz de tus ojos en los míos,
en mi camino,
en mis pasos.
Luz,
luz que da vida,
y que sobretodo da motivos.
no.
Que brille,
luz de tus ojos en los míos,
en mi camino,
en mis pasos.
Luz,
luz que da vida,
y que sobretodo da motivos.
Maika Makovski - Don't let it go dark on me yet
sábado, 10 de diciembre de 2011
Senderos de niebla
La niebla es confusión de almas perdidas,
mezcla de sinsabores fugaces,
amalgama de fiascos continuos,
sombra de deseos abandonados,
enconados,
y fiebre.
Febriles los ojos que miran la niebla,
un llanto que el cielo silencioso derrama,
febriles también los gestos borrados,
olvidados,
escondidos en rincones tras un manto gris terciopelo que pinta la noche.
La niebla es fiebre que sube,
una jarra que estalla,
una silla que arrastra y una puerta que chirría,
ruidos y más ruidos,
que con solemne calma y enorme silencio
engullen esta velada pringada de soledad.
La niebla es muchas cosas,
es y son verdades y mentiras,
recuerdos y tachones,
miradas,
caminos,
gritos.
mezcla de sinsabores fugaces,
amalgama de fiascos continuos,
sombra de deseos abandonados,
enconados,
y fiebre.
Febriles los ojos que miran la niebla,
un llanto que el cielo silencioso derrama,
febriles también los gestos borrados,
olvidados,
escondidos en rincones tras un manto gris terciopelo que pinta la noche.
La niebla es fiebre que sube,
una jarra que estalla,
una silla que arrastra y una puerta que chirría,
ruidos y más ruidos,
que con solemne calma y enorme silencio
engullen esta velada pringada de soledad.
La niebla es muchas cosas,
es y son verdades y mentiras,
recuerdos y tachones,
miradas,
caminos,
gritos.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Parov Stelar
Hay días que movería mis pies hasta astillarlos.
Entre la espesa bruma
y la vasta negrura,
el Sol acecha.
Entre la espesa bruma
y la vasta negrura,
el Sol acecha.
martes, 29 de noviembre de 2011
Un mes.
Te mueres viviendo un día a día que no es el tuyo;
olvidas cuando mirabas inocente,
olvidas que no siempre había un velo delante de tus ojos,
olvidas que no siempre se difuminó tanta vida en tan poco tiempo.
Tiempo,
sólo el tiempo borra las heridas que acuchillaron con saña,
olvida el tiempo que él mismo es culpable,
corre cuando quieres parar y se arrastra cuando quieres volar,
el tiempo,
fatal concepto que mide las penas y disuelve alegrías,
que alarga tormentos...
Un mes.
¿Es mucho o es poco?
Es un mes,
sólo tiempo,
tiempo para darse cuenta de la ausencia,
de la ausencia más presente,
la ausencia que levanta ampollas,
la ausencia que lastra una vida que ya no es la tuya sino una prestada,
violada,
perturbada
y afligida por la suciedad de la añoranza,
de esa añoranza que es horrible y te violenta,
de esa añoranza que te dan ganas de reventar las paredes con tus propias entrañas,
esa añoranza que no palía una foto antigua,
esa añoranza que va tapándote los ojos a lo que era una vida,
la tuya,
la realidad que ya no es tal,
que es otra,
que es ausencia, que es olvido,
que es recuerdos,
que es lágrimas,
que es impotencia y lamento y basura y cansancio.
Que es un mes,
y que serán muchos.
Te mueres viviendo un día a día que no es el tuyo;
olvidas cuando mirabas inocente,
olvidas que no siempre había un velo delante de tus ojos,
olvidas que no siempre se difuminó tanta vida en tan poco tiempo.
Tiempo,
sólo el tiempo borra las heridas que acuchillaron con saña,
olvida el tiempo que él mismo es culpable,
corre cuando quieres parar y se arrastra cuando quieres volar,
el tiempo,
fatal concepto que mide las penas y disuelve alegrías,
que alarga tormentos...
Un mes.
¿Es mucho o es poco?
Es un mes,
sólo tiempo,
tiempo para darse cuenta de la ausencia,
de la ausencia más presente,
la ausencia que levanta ampollas,
la ausencia que lastra una vida que ya no es la tuya sino una prestada,
violada,
perturbada
y afligida por la suciedad de la añoranza,
de esa añoranza que es horrible y te violenta,
de esa añoranza que te dan ganas de reventar las paredes con tus propias entrañas,
esa añoranza que no palía una foto antigua,
esa añoranza que va tapándote los ojos a lo que era una vida,
la tuya,
la realidad que ya no es tal,
que es otra,
que es ausencia, que es olvido,
que es recuerdos,
que es lágrimas,
que es impotencia y lamento y basura y cansancio.
Que es un mes,
y que serán muchos.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Luz en la niebla
Últimamente indago en humo,
escribo sin tinta en máquinas de escribir sin letras,
sin fuerza derribo muros de hojas secas.
Pasto en eriales lejanos,
lejanos como mis ojos derecho e izquierdo,
buscadores de reflejos que les muestren su igual,
su igual: habitante de un rostro mutilado,
despojado de la virtud de conocerse,
atado a una realidad efímera e inconsistente,
ciego de verdades.
A veces hay
una mejilla entre calaveras,
un color entre la niebla,
una flor entre cenizas.
Y tus caricias, la luz me la dan tus caricias.
escribo sin tinta en máquinas de escribir sin letras,
sin fuerza derribo muros de hojas secas.
Pasto en eriales lejanos,
lejanos como mis ojos derecho e izquierdo,
buscadores de reflejos que les muestren su igual,
su igual: habitante de un rostro mutilado,
despojado de la virtud de conocerse,
atado a una realidad efímera e inconsistente,
ciego de verdades.
A veces hay
una mejilla entre calaveras,
un color entre la niebla,
una flor entre cenizas.
Y tus caricias, la luz me la dan tus caricias.
jueves, 17 de noviembre de 2011
La consulta
- La decadencia es el futuro.
La mueca con la que me miró no dejó dudas, pero decidí alargar aquello unos segundos.
- La decadencia tomará el poder de manera que todos seremos un poco más felices.
La mueca con la que me miró desapareció, pero entendí claramente el fin del encuentro.
- Creo que hemos terminado.
- Sólo acabamos de empezar - acertó a responder incómodo.
- Creo que hemos terminado, no lo dude tanto.
- Pero...
- No he venido para analizarle yo a usted, y me temo que por ese cauce ya corre el agua.
- No estoy de acuerdo.
- ¿Pretende que tengamos un debate?
- Para nada - su nerviosismo iba in crescendo, pobre.
- Creo que hemos terminado.
Se recolocó en la silla intentando mostrar control sobre la situación.
- ¿A qué ha venido, entonces?
- Empiezo a tener una ligera idea.
Un silencio atónito se apoderó de la consulta.
- ¿Y bien?
Le miré, sonreí y me levanté del cómodo sillón en el que no se cuantos incautos se habrían dejado... Bueno, lo que fuera que se hubieran dejado con este titulado sin más poder que el de los cuadros honoríficos, seguramente falsos, colgados en las paredes.
- Debería volver a sentarse.
Me giré, nuestras miradas se encontraron y comprendí que no tenía sentido siquiera responder. Abrí la puerta, me volví a mirarle, noté su disimulado alivio y abandoné la sala con una extraña sensación de desencanto.
La mueca con la que me miró no dejó dudas, pero decidí alargar aquello unos segundos.
- La decadencia tomará el poder de manera que todos seremos un poco más felices.
La mueca con la que me miró desapareció, pero entendí claramente el fin del encuentro.
- Creo que hemos terminado.
- Sólo acabamos de empezar - acertó a responder incómodo.
- Creo que hemos terminado, no lo dude tanto.
- Pero...
- No he venido para analizarle yo a usted, y me temo que por ese cauce ya corre el agua.
- No estoy de acuerdo.
- ¿Pretende que tengamos un debate?
- Para nada - su nerviosismo iba in crescendo, pobre.
- Creo que hemos terminado.
Se recolocó en la silla intentando mostrar control sobre la situación.
- ¿A qué ha venido, entonces?
- Empiezo a tener una ligera idea.
Un silencio atónito se apoderó de la consulta.
- ¿Y bien?
Le miré, sonreí y me levanté del cómodo sillón en el que no se cuantos incautos se habrían dejado... Bueno, lo que fuera que se hubieran dejado con este titulado sin más poder que el de los cuadros honoríficos, seguramente falsos, colgados en las paredes.
- Debería volver a sentarse.
Me giré, nuestras miradas se encontraron y comprendí que no tenía sentido siquiera responder. Abrí la puerta, me volví a mirarle, noté su disimulado alivio y abandoné la sala con una extraña sensación de desencanto.
miércoles, 16 de noviembre de 2011
But I know I'll see your face again
Inmensa canción que Richard Ashcroft dedicó a su padre, fallecido por culpa de un cáncer.
domingo, 13 de noviembre de 2011
Lágrimas
Las lágrimas caen a plomo del cielo,
zarpazo a zarpazo en mi mejilla
gastada, violada,
devoran mi espacio espeluznantes,
me aturdo desorientado,
impasible;
vacilo en mis pasos torpes,
perdidos.
Fiero el zarpazo del otro lado,
limpio y definitivo.
Definitivo es una palabra horrible,
brutal,
definitiva.
Y así me aterra,
me consume el sueño mordido,
perdido y afligido;
estúpido ingenuo pensando en la eternidad de lo perecedero.
La Luna llora desconsuelo en mi piel,
lágrimas tenues,
invisibles gotas de alma resbalando calmas,
tibias,
solemnes en su silencio pleno,
abrumador y decadente.
zarpazo a zarpazo en mi mejilla
gastada, violada,
devoran mi espacio espeluznantes,
me aturdo desorientado,
impasible;
vacilo en mis pasos torpes,
perdidos.
Fiero el zarpazo del otro lado,
limpio y definitivo.
Definitivo es una palabra horrible,
brutal,
definitiva.
Y así me aterra,
me consume el sueño mordido,
perdido y afligido;
estúpido ingenuo pensando en la eternidad de lo perecedero.
La Luna llora desconsuelo en mi piel,
lágrimas tenues,
invisibles gotas de alma resbalando calmas,
tibias,
solemnes en su silencio pleno,
abrumador y decadente.
jueves, 10 de noviembre de 2011
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