Quisiera ser pintor,
para que las heridas abiertas fueran cicatrices por olvidar,
los miedos valentía
y los silencios no fueran más que nuestros ojos contemplándose.
Sólo pintaría un cuadro,
tonos pálidos y brochazos nocturnos,
respirar la pintura y elevarme,
aspirar hasta que no quedara un hueco de mi cuerpo sin el colorido veneno de tus mejillas,
detener el tiempo un instante
y después abrir mis venas al oxígeno asfixiado,
oxidar mi sangre,
aparcar la prisa en otro camino y tirar el pincel,
soplar hacia dentro de mis poros
y abrazar el lienzo.
Quisiera ser pintor,
para que los obstáculos fueran vencidos por flores,
que el resto del mundo fuera comparsa
y las noches orgías de cuerpos entrelazados.
Sólo pintaría un cuadro,
los disparos de tu mirada,
tus gritos atravesando mi sien,
tu pintalabios en mi lengua
tus dientes en mi piel
tus manos en las mías,
la noche,
el día,
desayunamos mirando por la ventana,
nos miramos,
el cielo estalla
agárrame.
jueves, 15 de septiembre de 2011
jueves, 8 de septiembre de 2011
El silencio
El silencio es duro como un martillo golpeando un yunque que más que moldear desfigura el hierro candente, lo machaca incansable en estos días donde ecos pasados estallan en mi propia cabeza, mezclándose diabólicos con las mecánicas embestidas del martillo. No existe un rincón que atenúe la brutalidad sonora del silencio golpeando; no puedo huir porque no me persigue, me espera allí donde voy y a la vez, me acompaña en el camino. La opresión fluctuante entre la sien y el pecho, la sequedad mental, la debilidad de mis latidos avasallados por la fuerza descomunal de la peor de las elipsis, y un océano de nada surgiendo majestuosamente terrorífico a mi alrededor, quedando mi cuerpo entregado; una isla deshabitada ya de razones, sobreviviendo por meras sensaciones que obligan a continuar la espiral. Una y otra vez, sube el martillo, baja y golpea, sube el martillo, baja y golpea. La terrible sensación de un silencio despiadado que ataca y perfora la fragilidad de un sentimiento que de puro es endeble.
El silencio es dulce como un baño tibio a la luz de una vela. Dormir mecido en las sábanas suaves con tu cuerpo rozando ligero el mío, ese silencio de tu respiración posándose sobre mi brazo, envolviendo con una tela de armonía la pasión saciada. El cosquilleo de tu aliento en mis labios como un violín afinado, tus ojos cerrados surcando territorios inexplorados, mis ojos abiertos surcando tu piel infinita. Las mejillas rosadas, tu lengua que atravesó mis trincheras hasta lo más profundo de mis entrañas, tus dedos callados que acariciaron mi satisfacción, tus piernas exhaustas que enredaron mi camino hasta dirigirlo sólo a ti. Tu cuerpo dormido en calma, en el delicioso silencio que inunda mis oídos.
El silencio es dulce como un baño tibio a la luz de una vela. Dormir mecido en las sábanas suaves con tu cuerpo rozando ligero el mío, ese silencio de tu respiración posándose sobre mi brazo, envolviendo con una tela de armonía la pasión saciada. El cosquilleo de tu aliento en mis labios como un violín afinado, tus ojos cerrados surcando territorios inexplorados, mis ojos abiertos surcando tu piel infinita. Las mejillas rosadas, tu lengua que atravesó mis trincheras hasta lo más profundo de mis entrañas, tus dedos callados que acariciaron mi satisfacción, tus piernas exhaustas que enredaron mi camino hasta dirigirlo sólo a ti. Tu cuerpo dormido en calma, en el delicioso silencio que inunda mis oídos.
martes, 6 de septiembre de 2011
Camino. Tropiezo.
Camino,
tropiezo.
Y tropiezo.
Hay piedras que cuanto menos se ven más daño hacen,
afiladas y con aristas,
ocultas.
La arboleda me alcanza tras la caricia de las flores,
flores con pinchos,
agujas que no se sienten hasta que la soledad del bosque camufla el cielo,
y la oscuridad cae a plomo,
violenta, imprevista.
Pero me levanto,
camino,
tropiezo.
Y tropiezo.
Busco el Sol y bajo él las flores,
el sendero,
¿dónde está el sendero?
No sé volver atrás,
así que avanzo,
camino,
busco flores,
busco el Sol que me devuelva la sonrisa,
supongo que cuando quieres algo el tropezar es otro paso más.
Camino,
camino.
Y camino.
tropiezo.
Y tropiezo.
Hay piedras que cuanto menos se ven más daño hacen,
afiladas y con aristas,
ocultas.
La arboleda me alcanza tras la caricia de las flores,
flores con pinchos,
agujas que no se sienten hasta que la soledad del bosque camufla el cielo,
y la oscuridad cae a plomo,
violenta, imprevista.
Pero me levanto,
camino,
tropiezo.
Y tropiezo.
Busco el Sol y bajo él las flores,
el sendero,
¿dónde está el sendero?
No sé volver atrás,
así que avanzo,
camino,
busco flores,
busco el Sol que me devuelva la sonrisa,
supongo que cuando quieres algo el tropezar es otro paso más.
Camino,
camino.
Y camino.
viernes, 2 de septiembre de 2011
En caída libre
Tus besos puro fuego,
para los que el agua no sirve.
El campo con puertas es jaula,
no hay llave que cierre la nuestra,
¿no lo sabes?
El fuego entra,
sale,
las verjas inexistentes no son nada,
sólo miedo.
Y el miedo quema,
a mi también.
Para huir de él salté al vacío,
salté y ahora,
en caída libre,
estiro los brazos, sonrío.
para los que el agua no sirve.
El campo con puertas es jaula,
no hay llave que cierre la nuestra,
¿no lo sabes?
El fuego entra,
sale,
las verjas inexistentes no son nada,
sólo miedo.
Y el miedo quema,
a mi también.
Para huir de él salté al vacío,
salté y ahora,
en caída libre,
estiro los brazos, sonrío.
martes, 30 de agosto de 2011
domingo, 28 de agosto de 2011
Canção pra não voltar
"Não volte pra casa meu amor que aqui é triste
Vá voar com o vento que só lá você existe
Não esqueça que não sei mais nada
Nada de você
Não me espere porque eu não volto logo
Não nade porque eu me afogo
Não voe porque eu caio do ar
Não sei flutuar nas nuvens como você
Você não vai entender
Que eu não sei voar
Eu não sei mais nada".
A banda mais bonita da cidade
miércoles, 24 de agosto de 2011
Despierto
Despertando a cada latido,
observando que seguías allí con tu mirada oculta en los sueños,
mientras los míos estaban delante de mis ojos.
Tu pecho desnudo subiendo,
bajando;
mi mano agarrando la tuya,
recorriendo tu brazo inerte y mi boca bebiendo de tu pelo revuelto,
el fragor de la batalla tan solo ya humeando,
pero mis entrañas incendiadas
y yo embebido de ese fuego,
mirando,
contemplando en la penumbra tus rescoldos:
los labios finos, rosados, saciados;
las manos blancas, largas, desgastadas;
los pechos escuetos, serenos, besados.
Tu corazón marcando el paso,
tu cabeza desentendida entregada al sueño
y tu sexo recuperándolo.
Y yo perdido en ti.
observando que seguías allí con tu mirada oculta en los sueños,
mientras los míos estaban delante de mis ojos.
Tu pecho desnudo subiendo,
bajando;
mi mano agarrando la tuya,
recorriendo tu brazo inerte y mi boca bebiendo de tu pelo revuelto,
el fragor de la batalla tan solo ya humeando,
pero mis entrañas incendiadas
y yo embebido de ese fuego,
mirando,
contemplando en la penumbra tus rescoldos:
los labios finos, rosados, saciados;
las manos blancas, largas, desgastadas;
los pechos escuetos, serenos, besados.
Tu corazón marcando el paso,
tu cabeza desentendida entregada al sueño
y tu sexo recuperándolo.
Y yo perdido en ti.
lunes, 22 de agosto de 2011
Pura droga sin cortar
Puro deseo.
Y como si fuera droga,
tan puro es, que mata.
Atraviesas mi respiración con el aguijón que es tu lengua,
me quitas el aire,
traspasas mis pulmones y recortas mi corazón con la forma de tus ojos,
siempre tus ojos.
Me desmayo en tus labios
mientras muros de papel caen y se esfuman,
nosotros volamos en una espiral huracanada,
se me nubla la vista y me ciega tu silueta,
me vuelvo a desmayar en tus labios con la sensación de que no quiero recuperar la consciencia,
y de que quiero lo que nunca dejé de querer.
Es puro deseo,
pura droga sin cortar.
Y como si fuera droga,
tan puro es, que mata.
Atraviesas mi respiración con el aguijón que es tu lengua,
me quitas el aire,
traspasas mis pulmones y recortas mi corazón con la forma de tus ojos,
siempre tus ojos.
Me desmayo en tus labios
mientras muros de papel caen y se esfuman,
nosotros volamos en una espiral huracanada,
se me nubla la vista y me ciega tu silueta,
me vuelvo a desmayar en tus labios con la sensación de que no quiero recuperar la consciencia,
y de que quiero lo que nunca dejé de querer.
Es puro deseo,
pura droga sin cortar.
sábado, 20 de agosto de 2011
Besos abruptos
Es que aun recuerdo la noche en la que los besos surgieron abruptos,
y en la calle las palmas soñaban a nuestro alrededor;
yo sordo,
escuchaba sólo nuestras respiraciones entrecortadas por las lenguas hambrientas.
y en la calle las palmas soñaban a nuestro alrededor;
yo sordo,
escuchaba sólo nuestras respiraciones entrecortadas por las lenguas hambrientas.
jueves, 18 de agosto de 2011
(H)orquídea
Cultivaba orquídeas.
Y me dan ganas de escribir orquídea con hache. Una hache muda que no se oiga pero se sienta, se padezca, se entrometa por los poros de la piel y cale hasta los huesos de quien se atrevió a romper el hábitat más preciado del mayor amante que tuvo. La miel de sus labios rezumaba intensidad cuando la tenía cerca, salivaba como cualquier perro de Pávlov sólo con imaginar su aroma, temblaba su frágil corazón al pronunciar su nombre y su mirada centelleaba como una noche veraniega cuando encontraba a centímetros la claridad y el osado brillo de los ojos de quien amó en un crudo silencio.
Porque el silencio suele ser crudo. Salvaje.
Jóder, ¿tan difícil es entender que no quería salir? La luz que buscaba no era la del Sol, y sus palabras donde mejor encontraban acomodo era en sus cuadernos y no en los oídos de nadie, pero el engaño y la traición a veces son más poderosos que cualquier otro arma. La violación de una intimidad tan celosa fue el mayor castigo que pudo soportar, y tras segar el tallo de cada una de sus flores, murió con ellas.
Disimuló cada uno de los movimientos de su vida tan sesudamente, que cuando le encontraron, ni siquiera sus piernas danzaban, inertes, bajo su cuello estrujado por la soga que se sintió obligado a utilizar.
Y me dan ganas de escribir orquídea con hache. Una hache muda que no se oiga pero se sienta, se padezca, se entrometa por los poros de la piel y cale hasta los huesos de quien se atrevió a romper el hábitat más preciado del mayor amante que tuvo. La miel de sus labios rezumaba intensidad cuando la tenía cerca, salivaba como cualquier perro de Pávlov sólo con imaginar su aroma, temblaba su frágil corazón al pronunciar su nombre y su mirada centelleaba como una noche veraniega cuando encontraba a centímetros la claridad y el osado brillo de los ojos de quien amó en un crudo silencio.
Porque el silencio suele ser crudo. Salvaje.
Jóder, ¿tan difícil es entender que no quería salir? La luz que buscaba no era la del Sol, y sus palabras donde mejor encontraban acomodo era en sus cuadernos y no en los oídos de nadie, pero el engaño y la traición a veces son más poderosos que cualquier otro arma. La violación de una intimidad tan celosa fue el mayor castigo que pudo soportar, y tras segar el tallo de cada una de sus flores, murió con ellas.
Disimuló cada uno de los movimientos de su vida tan sesudamente, que cuando le encontraron, ni siquiera sus piernas danzaban, inertes, bajo su cuello estrujado por la soga que se sintió obligado a utilizar.
viernes, 12 de agosto de 2011
Cansancio
Estoy cansado de escribir amarguras,
de lamentar la falta de presente y de extrañar un pasado cada vez más lejano,
quiero volar hacia un futuro feliz; utópicamente feliz,
si acaso;
me gustaría poder volver a abrazar y sentir que mi corazón se para a escuchar su propio latido,
bailar a solas con mi propia alegría
y saltar gritando al viento sobre las cenizas de incendios extinguidos.
Estoy cansado de dormir 12 horas y despertarme agotado.
de lamentar la falta de presente y de extrañar un pasado cada vez más lejano,
quiero volar hacia un futuro feliz; utópicamente feliz,
si acaso;
me gustaría poder volver a abrazar y sentir que mi corazón se para a escuchar su propio latido,
bailar a solas con mi propia alegría
y saltar gritando al viento sobre las cenizas de incendios extinguidos.
Estoy cansado de dormir 12 horas y despertarme agotado.
domingo, 31 de julio de 2011
Noches de verano
Inolvidable concierto de Ludovico Einaudi anoche en Madrid.
Inmejorable final.
Si hubiera sonado lo que tú deseabas y yo ansiaba pero temía...
No creo que hubiera podido sujetar cada pedazo de mi cuerpo.
Mis besos se ahogaron en las notas del piano,
yo me ahogué en un abrazo cargado de dudas.
Y es que son preciosas las noches del verano.
Inmejorable final.
Estremecedor.
Si hubiera sonado lo que tú deseabas y yo ansiaba pero temía...
No creo que hubiera podido sujetar cada pedazo de mi cuerpo.
martes, 26 de julio de 2011
Last Flowers
And if I am gonna talk,
I just wanna talk.
Please don't interrupt,
just sit back and listen.
Cos I can't face the evening straight,
you can offer me escape.
Houses move and houses speak,
if you take me then you'll get relief,
relief, relief, relief...
Silencio.
viernes, 22 de julio de 2011
Encerrado
El final está lejos.
Siempre.
A veces, incluso, toca encerrarse.
O que te encierren.
O despertar encerrado cuando te dormiste bajo las estrellas.
Pero supongo que los barrotes están para doblarse.
O no están para eso,
pero sigo haciendo fuerza.
hablo de
Alemania,
Berlín,
campo de concentración,
fotografía,
sachsenhausen
lunes, 18 de julio de 2011
Diálogo en una mañana de encuentros
ROBERTO y VERÓNICA salen del videoclub. Comienzan a caminar.
VERÓNICA
¿Por allí?
ROBERTO
Si, por donde quieras.
VERÓNICA
Es que hay un lugar allí que me encanta. Es muy... Tranquilo, acogedor, no sé, diferente.
ROBERTO
Bueno, en este barrio...
VERÓNICA
¿Qué?
ROBERTO
Que hay sitios increíbles, y desconocidos, que es lo mejor. Es un barrio precioso.
VERÓNICA
Si, lo es.
Caminan sin prisa. De vez en cuando uno mira de reojo al otro, nunca cruzan miradas.
VERÓNICA
¿Vives por aquí?
ROBERTO
No, qué más quisiera yo, vivo cerca del río, pero más para abajo de donde me viste el otro día. Pero... Me encantaría poder vivir en cualquiera de estas calles.
VERÓNICA
Si, es genial vivir aquí.
ROBERTO la mira.
ROBERTO
¿Tú...?
VERÓNICA asiente.
VERÓNICA
Es una suerte. Es un piso muy antiguo, de mi familia, pero es encantador vivir ahí. Además es interior, silencioso, vives cerca de todo pero con una calma increíble, adoro mi casa.
ROBERTO
Es una suerte, eso.
VERÓNICA
Si, no me quejo, desde luego.
ROBERTO
Yo de vez en cuando miro.
VERÓNICA
(divertida)
¿El qué miras?
ROBERTO
Pisos.
VERÓNICA
¿Pisos?
ROBERTO
Si, pisos.
VERÓNICA hace un gesto de no entender.
ROBERTO
(irónico, bromeando)
No tengo dinero para salir de casa de mis padres, y mi concepto de estabilidad laboral es un contrato de 6 meses, pero cuando cobro un sueldo miro pisos, por si acaso me renuevan en ese curro de mierda que si me meto en un piso puede que sea el trabajo del resto de mi vida de mierda.
VERÓNICA se ríe. ROBERTO también.
VERÓNICA
Bueno, la esperanza...
ROBERTO
(interrumpe)
La esperanza no la pierdo nunca con nada, tranquila, si por esperanza...
VERÓNICA
Nunca has de perderla. Sino, la vida se hace más difícil, hazme caso.
ROBERTO la mira, preguntando con la mirada "¿por qué lo sabes?"
VERÓNICA
Quiero decir... Bah, olvídalo.
ROBERTO sigue mirándola con la misma pregunta en su mirada. VERÓNICA sonríe, algo más tensa.
VERÓNICA
No preguntes.
Caminan un rato en silencio. De repente, ROBERTO se empieza a reír. VERÓNICA le mira.
VERÓNICA
¿Qué pasa?
ROBERTO
Esto es un poco raro, ¿no?
(...)
VERÓNICA
¿Por allí?
ROBERTO
Si, por donde quieras.
VERÓNICA
Es que hay un lugar allí que me encanta. Es muy... Tranquilo, acogedor, no sé, diferente.
ROBERTO
Bueno, en este barrio...
VERÓNICA
¿Qué?
ROBERTO
Que hay sitios increíbles, y desconocidos, que es lo mejor. Es un barrio precioso.
VERÓNICA
Si, lo es.
Caminan sin prisa. De vez en cuando uno mira de reojo al otro, nunca cruzan miradas.
VERÓNICA
¿Vives por aquí?
ROBERTO
No, qué más quisiera yo, vivo cerca del río, pero más para abajo de donde me viste el otro día. Pero... Me encantaría poder vivir en cualquiera de estas calles.
VERÓNICA
Si, es genial vivir aquí.
ROBERTO la mira.
ROBERTO
¿Tú...?
VERÓNICA asiente.
VERÓNICA
Es una suerte. Es un piso muy antiguo, de mi familia, pero es encantador vivir ahí. Además es interior, silencioso, vives cerca de todo pero con una calma increíble, adoro mi casa.
ROBERTO
Es una suerte, eso.
VERÓNICA
Si, no me quejo, desde luego.
ROBERTO
Yo de vez en cuando miro.
VERÓNICA
(divertida)
¿El qué miras?
ROBERTO
Pisos.
VERÓNICA
¿Pisos?
ROBERTO
Si, pisos.
VERÓNICA hace un gesto de no entender.
ROBERTO
(irónico, bromeando)
No tengo dinero para salir de casa de mis padres, y mi concepto de estabilidad laboral es un contrato de 6 meses, pero cuando cobro un sueldo miro pisos, por si acaso me renuevan en ese curro de mierda que si me meto en un piso puede que sea el trabajo del resto de mi vida de mierda.
VERÓNICA se ríe. ROBERTO también.
VERÓNICA
Bueno, la esperanza...
ROBERTO
(interrumpe)
La esperanza no la pierdo nunca con nada, tranquila, si por esperanza...
VERÓNICA
Nunca has de perderla. Sino, la vida se hace más difícil, hazme caso.
ROBERTO la mira, preguntando con la mirada "¿por qué lo sabes?"
VERÓNICA
Quiero decir... Bah, olvídalo.
ROBERTO sigue mirándola con la misma pregunta en su mirada. VERÓNICA sonríe, algo más tensa.
VERÓNICA
No preguntes.
Caminan un rato en silencio. De repente, ROBERTO se empieza a reír. VERÓNICA le mira.
VERÓNICA
¿Qué pasa?
ROBERTO
Esto es un poco raro, ¿no?
(...)
martes, 12 de julio de 2011
Veneno
¿Qué puedo decir si todo lo que dije parece ser que lo dije en un mundo irreal que nadie más conoce?
¿Qué puedo hacer si todo lo que hice parece ser que lo hice en un sueño que nadie más recuerda?
Los seis litros de sangre que corren por mis venas van envenenados,
la negrura se apodera de la luz,
que retrocede,
o quizás sólo se muda de acera,
pero se aleja,
y mi horizonte no es más que un muro de piedras afiladas,
y mi sangre escuece,
vomita recuerdos que inundan mis ojos
y baña mi desasosiego en las astillas negras del olvido,
allí mismo,
donde reposan las palabras dulces que volaron con el viento,
a la derecha de las miradas que encendieron las chispas,
a la izquierda de los besos que sellaron una forma de vida
y encima de dos corazones abrazados y que aun juntos,
fueron arrancados.
Pero la sangre podrida por el aguijón del fabuloso mundo real sigue circulando,
es un veneno que no mata,
ni hiere,
sólo te rodea y te persigue,
siempre ahí,
invisible,
no lo olvides.
¿Qué puedo hacer si todo lo que hice parece ser que lo hice en un sueño que nadie más recuerda?
Los seis litros de sangre que corren por mis venas van envenenados,
la negrura se apodera de la luz,
que retrocede,
o quizás sólo se muda de acera,
pero se aleja,
y mi horizonte no es más que un muro de piedras afiladas,
y mi sangre escuece,
vomita recuerdos que inundan mis ojos
y baña mi desasosiego en las astillas negras del olvido,
allí mismo,
donde reposan las palabras dulces que volaron con el viento,
a la derecha de las miradas que encendieron las chispas,
a la izquierda de los besos que sellaron una forma de vida
y encima de dos corazones abrazados y que aun juntos,
fueron arrancados.
Pero la sangre podrida por el aguijón del fabuloso mundo real sigue circulando,
es un veneno que no mata,
ni hiere,
sólo te rodea y te persigue,
siempre ahí,
invisible,
no lo olvides.
viernes, 8 de julio de 2011
Piel rajada
Aúllo al viento que me traiga tu perfume.
Loco me tiene
el dulzor cotidiano de tu piel pálida,
me traslada a escondites inolvidables,
me daña su recuerdo,
porque hay algo que no sabía:
la añoranza hiere más que un latigazo,
y la distancia está en mi carne viva,
desollada,
entregada a una pasión ilimitada,
desarbolada,
por imágenes cada vez más tenues,
que se escapan entre mis dedos
con tu aroma,
que se lo lleva el viento tan rápido como me lo trajo.
Me escuecen las tiras de piel rajada,
cada poro mío que rozaste ahora se pudre,
y cada recuerdo me estremece,
me encoge,
me revuelve el pelo
y me lo arranca.
¿Cuánto más lejos...?
En playas de arena fina
y regadas con agua turquesa,
porque tú me lo contaste y yo no olvido,
ve a fundirte con el inteligente pescador de río revuelto,
yo me quedo en la orilla,
que se me han quitado las ganas de nadar
para que me ahogues,
y la sal abrasa mis heridas de carne viva.
Loco me tiene
el dulzor cotidiano de tu piel pálida,
me traslada a escondites inolvidables,
me daña su recuerdo,
porque hay algo que no sabía:
la añoranza hiere más que un latigazo,
y la distancia está en mi carne viva,
desollada,
entregada a una pasión ilimitada,
desarbolada,
por imágenes cada vez más tenues,
que se escapan entre mis dedos
con tu aroma,
que se lo lleva el viento tan rápido como me lo trajo.
Me escuecen las tiras de piel rajada,
cada poro mío que rozaste ahora se pudre,
y cada recuerdo me estremece,
me encoge,
me revuelve el pelo
y me lo arranca.
¿Cuánto más lejos...?
En playas de arena fina
y regadas con agua turquesa,
porque tú me lo contaste y yo no olvido,
ve a fundirte con el inteligente pescador de río revuelto,
yo me quedo en la orilla,
que se me han quitado las ganas de nadar
para que me ahogues,
y la sal abrasa mis heridas de carne viva.
miércoles, 6 de julio de 2011
viernes, 1 de julio de 2011
Zanahoria
Con mis dedos escribo palabras que con la boca callo,
y quiero parar,
marcharme de este erial que me rodea,
dejar de buscarle grietas al muro levantado;
darme la vuelta,
alejarme,
no mirar atrás
alejarme,
alejarme...
Porque no hay peor sensación que el hambre cuando la comida está tan cerca pero sólo la puedes oler.
Porque me siento un burro con una zanahoria atada a un palo,
mis pasos son torpes,
pero mis ojos brillan como nunca
y de mi boca sale un ardor invisible,
enérgico,
con la esperanza de que en el fondo,
nunca me de por alejarme,
nunca me de por abandonar mi zanahoria.
y quiero parar,
marcharme de este erial que me rodea,
dejar de buscarle grietas al muro levantado;
darme la vuelta,
alejarme,
no mirar atrás
alejarme,
alejarme...
Porque no hay peor sensación que el hambre cuando la comida está tan cerca pero sólo la puedes oler.
Porque me siento un burro con una zanahoria atada a un palo,
mis pasos son torpes,
pero mis ojos brillan como nunca
y de mi boca sale un ardor invisible,
enérgico,
con la esperanza de que en el fondo,
nunca me de por alejarme,
nunca me de por abandonar mi zanahoria.
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