Nunca olvidaré el último abrazo, ese donde entramos tú, mamá, Javi y yo.
El último beso, las buenas noches y verte dormir por última vez.
lunes, 31 de octubre de 2011
jueves, 27 de octubre de 2011
A veces supongo que es difícil mantener en tipo en situaciones crueles y duras, pero incomprensiblemente lo mantienes con una sobriedad tal que supone un insulto al sentimentalismo propio, a pesar de que no sea más que una máscara tras la que esconder las lágrimas, la rabia, la impotencia y el miedo. El agarrar la mano con entereza a quienes esa máscara les queda grande y les resbala por el pecho, el acariciar el rostro de quien con mascarilla que le queda pequeña se aferra a los ojos de quien más quiere, el respirar el negro telón de fondo que se impone como si no fuera la más terrible tormenta jamás conocida por la vida.
Sólo la almohada humedecida sufre las penas, las iras. Sólo unas sábanas frías por el helador viento de la desgracia perciben el tiritar de un corazón que pesa por la impotencia del sufrimiento sin solución, por el cansancio de unos meses difíciles que sólo han precedido a otros duros, durísimos.
El día a día es la única meta, el poco a poco un lema que no por gastado vale menos. Fuerza, joder, fuerza. Sólo se puede apretar los dientes y tirar, tirar y tirar, no agachar las orejas a pesar de la incontenible fuerza de la gravedad, que tira hacia abajo como si el acordeón se estuviera cerrando y el eterno retorno se estuviera convirtiendo en el último.
Sólo la almohada humedecida sufre las penas, las iras. Sólo unas sábanas frías por el helador viento de la desgracia perciben el tiritar de un corazón que pesa por la impotencia del sufrimiento sin solución, por el cansancio de unos meses difíciles que sólo han precedido a otros duros, durísimos.
El día a día es la única meta, el poco a poco un lema que no por gastado vale menos. Fuerza, joder, fuerza. Sólo se puede apretar los dientes y tirar, tirar y tirar, no agachar las orejas a pesar de la incontenible fuerza de la gravedad, que tira hacia abajo como si el acordeón se estuviera cerrando y el eterno retorno se estuviera convirtiendo en el último.
miércoles, 26 de octubre de 2011
Lucha
Ha vuelto la lluvia a las calles,
las sombras se difuminan en el gris de las aceras,
los tonos verdes se apagan,
y los azules quedan atrapados tras mantos de plomo mojado.
Flojean mis piernas en el abismo,
le miro a los ojos y trago sapos,
se está apagando;
pero la lucha es viva y cruel,
pues rumiando la derrota se pelea sin miedo,
y aunque las horas que pasan son combustible quemado,
es reinvertido,
pues nunca se puede parar,
nunca,
hasta la última hora hay vida,
esperanza de que sea una más.
Y es que ha vuelto la lluvia a enmarañarnos,
pero yo sigo mirando el Sol.
las sombras se difuminan en el gris de las aceras,
los tonos verdes se apagan,
y los azules quedan atrapados tras mantos de plomo mojado.
Flojean mis piernas en el abismo,
le miro a los ojos y trago sapos,
se está apagando;
pero la lucha es viva y cruel,
pues rumiando la derrota se pelea sin miedo,
y aunque las horas que pasan son combustible quemado,
es reinvertido,
pues nunca se puede parar,
nunca,
hasta la última hora hay vida,
esperanza de que sea una más.
Y es que ha vuelto la lluvia a enmarañarnos,
pero yo sigo mirando el Sol.
jueves, 20 de octubre de 2011
Patadas
Me dan ganas de cerrar la puerta.
Cerrar la puerta a patadas. Que me sangre el pie y se me rompan todos los huesos de los dedos de los pies mientras la puta puerta se quede atrancada. Que nadie pueda volver a traspasarla, que nadie siquiera pueda asomarse.
Lo jodido es que las ventanas tienen los cristales rotos.
Cerrar la puerta a patadas. Que me sangre el pie y se me rompan todos los huesos de los dedos de los pies mientras la puta puerta se quede atrancada. Que nadie pueda volver a traspasarla, que nadie siquiera pueda asomarse.
Lo jodido es que las ventanas tienen los cristales rotos.
domingo, 16 de octubre de 2011
Inventos paliativos
Te invento porque no puedo besarte,
olerte,
aspirarte,
ni abrazarte.
Te invento porque no puedo sentirte,
mirarte,
acariciarte,
lamerte,
desnudarte,
ni puedo disfrutarte.
Te invento para difuminar un segundo mi impotencia ante no poder respirarte,
acostarte,
tocarte,
morderte,
sonreírte,
jugarte,
follarte.
Te invento para paliar mi insomnio y poder soñarte,
imaginarte,
pensarte,
recrearte,
recordarte.
Ya ves,
sigo con el vicio de extrañarte.
viernes, 14 de octubre de 2011
lunes, 10 de octubre de 2011
Aparcado
Del amor dicen que lo peor es cuando desaparece.
Pero cuando se queda dentro,
enquistado,
atrapado por las sábanas negras que otrora nos unieron
y ahora no son más que oscuros muros,
¿qué?
Tortura verse en medio de nada;
no es tristeza,
ni siquiera hay llantos con los que desahogar el alma.
Es un coche aparcado en un vacío sin Luna,
un erial inerte,
una sequía voraz agrietando mis recuerdos,
los que por inolvidables intento olvidar,
pero ya no tengo gasolina;
eh,
las fuerzas no son infinitas a pesar de todo.
Ahora no soy más que un escuálido despojo de versos,
miserias líricas en estado de pánico,
páginas y páginas de poesía chillona en el maletero de ese coche bajo un cielo sin Luna.
Supongo,
que del amor al miedo sólo hay un silencio de distancia.
miércoles, 5 de octubre de 2011
Humo
Hay tormentas que llevan a calmas borrascosas,
oscuras,
obscenas.
Tinieblas en paz,
silencios pausados en la eternidad de lo efímero,
un refugio al descubierto.
Bajo el cielo raso la tranquilidad de la batalla terminada;
el día después,
los muertos,
corazones hambrientos que ya no clamarán por sus latidos,
los rescoldos del deseo humeantes,
ajenos,
podridos.
oscuras,
obscenas.
Tinieblas en paz,
silencios pausados en la eternidad de lo efímero,
un refugio al descubierto.
Bajo el cielo raso la tranquilidad de la batalla terminada;
el día después,
los muertos,
corazones hambrientos que ya no clamarán por sus latidos,
los rescoldos del deseo humeantes,
ajenos,
podridos.
domingo, 2 de octubre de 2011
Postales
Ver caer la lluvia por la ventana es una postal típica de melancolía,
y yo lo que quiero es mojarme los pies con el rocío que baña el césped al amanecer.
Abrir la puerta a sonrisas desconocidas,
que las gotas sean de sudor y no de sangre:
que un día pasen y vean:
la felicidad abarrota las cuatro patas de mi cama,
mi colchón ruge cánticos de aliento
mi almohada humedecida saluda al Sol con una mueca.
jueves, 29 de septiembre de 2011
Instants fragiles
"Je savoure ces instants fragiles..."
"Yo saboreo momentos frágiles..."
Con que poquitas palabras se puede crear una frase hermosa, llena de personalidad, y que a mi, particularmente, me hace revolverme en la silla.
Para bien.
Y con unas pocas palabras más, esta canción.
"Yo saboreo momentos frágiles..."
Con que poquitas palabras se puede crear una frase hermosa, llena de personalidad, y que a mi, particularmente, me hace revolverme en la silla.
Para bien.
Y con unas pocas palabras más, esta canción.
viernes, 23 de septiembre de 2011
Otoño
Fresca es la noche de otoño,
otoño que no te he vivido,
otoño que no he paseado abrigado a tu lado,
otoño que añoro por desconocido;
desconocido para mi el tacto de tus manos enguantadas,
de tus manos frías,
de tus manos agarrando hojas secas y amarillas;
amarillo mi rostro ajado,
mi rostro transformado en una máscara de acero;
inoxidable pensé hace ya que era mi corazón;
corroído por un verano seco,
seco mi paladar por un verano seco,
seco mi lecho por unos ojos cerrados;
cerrado el bar de la esquina,
el cerrojo de mi puerta,
mi jardín de los recuerdos;
cerrado, todo está cerrado.
Fresca es la noche de otoño,
otoño que rabio en su inicio,
otoño que impotente me expone,
otoño que es luz que agoniza,
que es noche brumosa,
otoño que precede al invierno;
un invierno diviso a lo lejos,
lejos no veo más que al invierno,
el invierno se cierne en mi pecho,
en mi pecho sólo el invierno;
invierno de manta y estufa,
estufa en mi cráneo desierto,
desierta la noche en invierno;
invierno que viene,
invierno que viene solo,
invierno que viene frío.
otoño que no te he vivido,
otoño que no he paseado abrigado a tu lado,
otoño que añoro por desconocido;
desconocido para mi el tacto de tus manos enguantadas,
de tus manos frías,
de tus manos agarrando hojas secas y amarillas;
amarillo mi rostro ajado,
mi rostro transformado en una máscara de acero;
inoxidable pensé hace ya que era mi corazón;
corroído por un verano seco,
seco mi paladar por un verano seco,
seco mi lecho por unos ojos cerrados;
cerrado el bar de la esquina,
el cerrojo de mi puerta,
mi jardín de los recuerdos;
cerrado, todo está cerrado.
Fresca es la noche de otoño,
otoño que rabio en su inicio,
otoño que impotente me expone,
otoño que es luz que agoniza,
que es noche brumosa,
otoño que precede al invierno;
un invierno diviso a lo lejos,
lejos no veo más que al invierno,
el invierno se cierne en mi pecho,
en mi pecho sólo el invierno;
invierno de manta y estufa,
estufa en mi cráneo desierto,
desierta la noche en invierno;
invierno que viene,
invierno que viene solo,
invierno que viene frío.
miércoles, 21 de septiembre de 2011
Conato de huida
Huir de falsos conatos de pelea.
La luz está apagada y el pasillo de mi casa lleno de transeúntes,
vagando,
inertes al son de oscuras melodías del fracaso.
El mundo se hunde y no sé nadar,
y aunque trago agua con soltura,
digo yo que habrá al menos una oportunidad,
algún último cebo para desperdiciar el tiempo ya perdido.
Un pasatiempo vulgar el entrar en casa
y en la nevera,
nada que respirar.
Decía que huí de falsos conatos de pelea;
es el miedo,
trascendental figura humana que toma las riendas de vidas al azar,
¿el miedo a qué?
A volar.
Alto,
muy alto,
donde de todo me pueda esconder:
de los transeúntes de mi pasillo,
de las melodías que decoran la deriva del planeta,
de neveras vacías
Y sobretodo de corazones pinchados,
rotos
y arruinados.
La luz está apagada y el pasillo de mi casa lleno de transeúntes,
vagando,
inertes al son de oscuras melodías del fracaso.
El mundo se hunde y no sé nadar,
y aunque trago agua con soltura,
digo yo que habrá al menos una oportunidad,
algún último cebo para desperdiciar el tiempo ya perdido.
Un pasatiempo vulgar el entrar en casa
y en la nevera,
nada que respirar.
Decía que huí de falsos conatos de pelea;
es el miedo,
trascendental figura humana que toma las riendas de vidas al azar,
¿el miedo a qué?
A volar.
Alto,
muy alto,
donde de todo me pueda esconder:
de los transeúntes de mi pasillo,
de las melodías que decoran la deriva del planeta,
de neveras vacías
Y sobretodo de corazones pinchados,
rotos
y arruinados.
jueves, 15 de septiembre de 2011
Pintando
Quisiera ser pintor,
para que las heridas abiertas fueran cicatrices por olvidar,
los miedos valentía
y los silencios no fueran más que nuestros ojos contemplándose.
Sólo pintaría un cuadro,
tonos pálidos y brochazos nocturnos,
respirar la pintura y elevarme,
aspirar hasta que no quedara un hueco de mi cuerpo sin el colorido veneno de tus mejillas,
detener el tiempo un instante
y después abrir mis venas al oxígeno asfixiado,
oxidar mi sangre,
aparcar la prisa en otro camino y tirar el pincel,
soplar hacia dentro de mis poros
y abrazar el lienzo.
Quisiera ser pintor,
para que los obstáculos fueran vencidos por flores,
que el resto del mundo fuera comparsa
y las noches orgías de cuerpos entrelazados.
Sólo pintaría un cuadro,
los disparos de tu mirada,
tus gritos atravesando mi sien,
tu pintalabios en mi lengua
tus dientes en mi piel
tus manos en las mías,
la noche,
el día,
desayunamos mirando por la ventana,
nos miramos,
el cielo estalla
agárrame.
para que las heridas abiertas fueran cicatrices por olvidar,
los miedos valentía
y los silencios no fueran más que nuestros ojos contemplándose.
Sólo pintaría un cuadro,
tonos pálidos y brochazos nocturnos,
respirar la pintura y elevarme,
aspirar hasta que no quedara un hueco de mi cuerpo sin el colorido veneno de tus mejillas,
detener el tiempo un instante
y después abrir mis venas al oxígeno asfixiado,
oxidar mi sangre,
aparcar la prisa en otro camino y tirar el pincel,
soplar hacia dentro de mis poros
y abrazar el lienzo.
Quisiera ser pintor,
para que los obstáculos fueran vencidos por flores,
que el resto del mundo fuera comparsa
y las noches orgías de cuerpos entrelazados.
Sólo pintaría un cuadro,
los disparos de tu mirada,
tus gritos atravesando mi sien,
tu pintalabios en mi lengua
tus dientes en mi piel
tus manos en las mías,
la noche,
el día,
desayunamos mirando por la ventana,
nos miramos,
el cielo estalla
agárrame.
jueves, 8 de septiembre de 2011
El silencio
El silencio es duro como un martillo golpeando un yunque que más que moldear desfigura el hierro candente, lo machaca incansable en estos días donde ecos pasados estallan en mi propia cabeza, mezclándose diabólicos con las mecánicas embestidas del martillo. No existe un rincón que atenúe la brutalidad sonora del silencio golpeando; no puedo huir porque no me persigue, me espera allí donde voy y a la vez, me acompaña en el camino. La opresión fluctuante entre la sien y el pecho, la sequedad mental, la debilidad de mis latidos avasallados por la fuerza descomunal de la peor de las elipsis, y un océano de nada surgiendo majestuosamente terrorífico a mi alrededor, quedando mi cuerpo entregado; una isla deshabitada ya de razones, sobreviviendo por meras sensaciones que obligan a continuar la espiral. Una y otra vez, sube el martillo, baja y golpea, sube el martillo, baja y golpea. La terrible sensación de un silencio despiadado que ataca y perfora la fragilidad de un sentimiento que de puro es endeble.
El silencio es dulce como un baño tibio a la luz de una vela. Dormir mecido en las sábanas suaves con tu cuerpo rozando ligero el mío, ese silencio de tu respiración posándose sobre mi brazo, envolviendo con una tela de armonía la pasión saciada. El cosquilleo de tu aliento en mis labios como un violín afinado, tus ojos cerrados surcando territorios inexplorados, mis ojos abiertos surcando tu piel infinita. Las mejillas rosadas, tu lengua que atravesó mis trincheras hasta lo más profundo de mis entrañas, tus dedos callados que acariciaron mi satisfacción, tus piernas exhaustas que enredaron mi camino hasta dirigirlo sólo a ti. Tu cuerpo dormido en calma, en el delicioso silencio que inunda mis oídos.
El silencio es dulce como un baño tibio a la luz de una vela. Dormir mecido en las sábanas suaves con tu cuerpo rozando ligero el mío, ese silencio de tu respiración posándose sobre mi brazo, envolviendo con una tela de armonía la pasión saciada. El cosquilleo de tu aliento en mis labios como un violín afinado, tus ojos cerrados surcando territorios inexplorados, mis ojos abiertos surcando tu piel infinita. Las mejillas rosadas, tu lengua que atravesó mis trincheras hasta lo más profundo de mis entrañas, tus dedos callados que acariciaron mi satisfacción, tus piernas exhaustas que enredaron mi camino hasta dirigirlo sólo a ti. Tu cuerpo dormido en calma, en el delicioso silencio que inunda mis oídos.
martes, 6 de septiembre de 2011
Camino. Tropiezo.
Camino,
tropiezo.
Y tropiezo.
Hay piedras que cuanto menos se ven más daño hacen,
afiladas y con aristas,
ocultas.
La arboleda me alcanza tras la caricia de las flores,
flores con pinchos,
agujas que no se sienten hasta que la soledad del bosque camufla el cielo,
y la oscuridad cae a plomo,
violenta, imprevista.
Pero me levanto,
camino,
tropiezo.
Y tropiezo.
Busco el Sol y bajo él las flores,
el sendero,
¿dónde está el sendero?
No sé volver atrás,
así que avanzo,
camino,
busco flores,
busco el Sol que me devuelva la sonrisa,
supongo que cuando quieres algo el tropezar es otro paso más.
Camino,
camino.
Y camino.
tropiezo.
Y tropiezo.
Hay piedras que cuanto menos se ven más daño hacen,
afiladas y con aristas,
ocultas.
La arboleda me alcanza tras la caricia de las flores,
flores con pinchos,
agujas que no se sienten hasta que la soledad del bosque camufla el cielo,
y la oscuridad cae a plomo,
violenta, imprevista.
Pero me levanto,
camino,
tropiezo.
Y tropiezo.
Busco el Sol y bajo él las flores,
el sendero,
¿dónde está el sendero?
No sé volver atrás,
así que avanzo,
camino,
busco flores,
busco el Sol que me devuelva la sonrisa,
supongo que cuando quieres algo el tropezar es otro paso más.
Camino,
camino.
Y camino.
viernes, 2 de septiembre de 2011
En caída libre
Tus besos puro fuego,
para los que el agua no sirve.
El campo con puertas es jaula,
no hay llave que cierre la nuestra,
¿no lo sabes?
El fuego entra,
sale,
las verjas inexistentes no son nada,
sólo miedo.
Y el miedo quema,
a mi también.
Para huir de él salté al vacío,
salté y ahora,
en caída libre,
estiro los brazos, sonrío.
para los que el agua no sirve.
El campo con puertas es jaula,
no hay llave que cierre la nuestra,
¿no lo sabes?
El fuego entra,
sale,
las verjas inexistentes no son nada,
sólo miedo.
Y el miedo quema,
a mi también.
Para huir de él salté al vacío,
salté y ahora,
en caída libre,
estiro los brazos, sonrío.
martes, 30 de agosto de 2011
domingo, 28 de agosto de 2011
Canção pra não voltar
"Não volte pra casa meu amor que aqui é triste
Vá voar com o vento que só lá você existe
Não esqueça que não sei mais nada
Nada de você
Não me espere porque eu não volto logo
Não nade porque eu me afogo
Não voe porque eu caio do ar
Não sei flutuar nas nuvens como você
Você não vai entender
Que eu não sei voar
Eu não sei mais nada".
A banda mais bonita da cidade
miércoles, 24 de agosto de 2011
Despierto
Despertando a cada latido,
observando que seguías allí con tu mirada oculta en los sueños,
mientras los míos estaban delante de mis ojos.
Tu pecho desnudo subiendo,
bajando;
mi mano agarrando la tuya,
recorriendo tu brazo inerte y mi boca bebiendo de tu pelo revuelto,
el fragor de la batalla tan solo ya humeando,
pero mis entrañas incendiadas
y yo embebido de ese fuego,
mirando,
contemplando en la penumbra tus rescoldos:
los labios finos, rosados, saciados;
las manos blancas, largas, desgastadas;
los pechos escuetos, serenos, besados.
Tu corazón marcando el paso,
tu cabeza desentendida entregada al sueño
y tu sexo recuperándolo.
Y yo perdido en ti.
observando que seguías allí con tu mirada oculta en los sueños,
mientras los míos estaban delante de mis ojos.
Tu pecho desnudo subiendo,
bajando;
mi mano agarrando la tuya,
recorriendo tu brazo inerte y mi boca bebiendo de tu pelo revuelto,
el fragor de la batalla tan solo ya humeando,
pero mis entrañas incendiadas
y yo embebido de ese fuego,
mirando,
contemplando en la penumbra tus rescoldos:
los labios finos, rosados, saciados;
las manos blancas, largas, desgastadas;
los pechos escuetos, serenos, besados.
Tu corazón marcando el paso,
tu cabeza desentendida entregada al sueño
y tu sexo recuperándolo.
Y yo perdido en ti.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)